Jungkook es un universitario con una vida aparentemente normal, hasta que una noche conoce a un hombre misterioso que hace cambiar todo. los secretos y pasados junto con el amor se mezclaran de forma caótica abriendo heridas, mientras afuera hay una...
El café de cafetera era vertido en la blanca taza de porcelana, se estaba llenando rápidamente que en cualquier momento se derramaría, cada gota del negro café colaboraba en el colapso de la capacidad máxima, si no se detenía se derramaría por toda la mesa y causaría un desastre, fue entonces cuando estaba a punto de topar el filo de la taza.El derrame se detuvo, la jarra de café era retirada por aquellas manos blancas con rosados nudillos
La taza fue a los labios del joven que tomó con perfecto pulso para que de esta no cayera ni una gota. Jungkook tenía un semblante interrogativo, pensaba en los sucesos de esa noche, apenas había pasado un poco menos de una hora, lo que cualquier persona podría considerar traumante, horrible y que les quitaría el sueño por días no era la realidad de él, que tomaba en la mesa de su departamento un café caliente con tranquilidad.
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Jungkook necesitaba calmar su pobre corazón parecía que había corrido un maratón, sentía sus mejillas calientes. Silenciosamente y de manera lenta respiraba, exhalando e inhalando aire, si tenía antes frío era claro que ya no, escondido en la pared que doblaba hacia esa estrecha calle donde se encontraba el cadáver de un tal Taemin y su asesino.
al cabo de 1 o 2 minutos el chico estaba con su ritmo cardíaco casi a la normalidad, soltó un suspiro al notarse en un mejor estado, en ese momento no tenía tiempo de cuestionarse sus actitudes estaba demasiado ocupado en no ser descubierto o en que su propio cuerpo no lo asesinase por elevar su temperatura tan rápido, sus pies avanzaron centímetros, quería ver si ya se había ido la persona de negro o no, dos pasos hacia adelante fueron suficientes para que se detuviera su andar, unos ojos oscuros lo interceptaron haciendo inevitable que los suyos se abrieran ligeramente. Había sido descubierto.
La mirada fría encima de él, estaba en peligro era claro eso, sin embargo, él no estaba asustado, vaya que estaba sorprendido, no esperaba que al voltear estuviera alguien esperándolo tal vez su suspiro fue más ruidoso de lo que creyó, pero miedo no era la palabra correcta.
Jungkook miraba los detalles que antes había visto, su cabello, sus ojos,volviendo a llegar a la conclusión de su hermosa apariencia. Él chico de cabello negro y filosa mirada no se quedó atrás escaneo de arriba abajo a Jungkook, su sudadera color gris unos pantalones negros y sus distintivas botas negras, una ropa cómoda y muy de él, la simpleza de su ropa era contrastante con la elegancia del otro, sin embargo compartían algo, tener un rostro bonito.
los ojos grandes de Jungkook y una piel muy clara, su subtono rosado resaltaba más por eso, sus labios rosas sin grietas, con un cabello que no era lacio ni rizado que solo tenía curvas casuales y naturales, Jungkook tenía rasgos delicados sin embargo su rostro seguía siendo bastante varonil.
Aquellos ojos perduraron en el chico de traje, la mirada de Jungkook era reconocida por ser opaca, una mirada gris y fría como el hielo, muy poco empático o emocional, pero en ese momento sus ojos eran como perlas negras, un brillo inusual en ellos era atrapante incluso para él desconocido, tal vez querían decir algo, pero a nadie podía llegar el mensaje.
