Capítulo 26

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Darren

Si hubiese pensado en comenzar oficialmente una relación luego de varios años jamás me lo creería. El hecho de ser absorbido por una tentación de la cual no he sido capaz de lograr escapar abarcaba cierta parte en la que no me permitía ver al mundo en su mejor faceta. No merecía ser el amor de alguien más cuando fui yo quien arrebató la vida de esa persona. Sin embargo, el haber estado en el lugar al que me llevó Madelyn luego de la boda, confesando todas esas bellas palabras, por un momento pensé que él había enviado una señal como si me estuviera viendo desde lo más alto.

¿Realmente fue mi culpa? ¿He sido yo quien pudo hacer aquel acto? Es más, todo este tiempo en el que me he estado encerrando a ese temor de modo a llevarme a un sitio desconocido y oscuro, dejándome cegado a un sentimiento en el que nadie más podía comprender; ni siquiera yo mismo, lo volvía algo contradictorio a esas preguntas, quedando en flote, esfumándose conmigo e iniciando desde el principio para hacerlo un ciclo sin salida. Entonces, ¿por qué el cielo brillaba de una forma maravillosa al intentar ver la vida de otra forma?

«Eres tú quien brilla para mí», se repetía una y otra vez por mi cabeza, sin necesidad de buscar otra alternativa para lograr dormir esa noche, inclusive el despertar resultó ser una forma diferente. Novios... Esta vez éramos oficialmente pareja, y sonaba algo ilógico para mí, siendo que desde ese instante en el que insistí poner un muro para evitar crear vínculos con gente que quizá convertía mi alrededor en miedos y angustias en el que me hacía retroceder ante el monótono fragmento de mi existencia. No obstante, el hecho de saber que Madelyn no se alejó pese a verme en una de mis facetas por las cuales ocultaba al mundo y, en vez de dejarme plantado, fue ella quien se plantó frente a mí para continuar con esto.

Aun así, el temor acechaba constantemente mis pensamientos como cada día: ¿Qué pasaría si...?, o si ella ve como mi real persona se suele comportar, ¿no se alejaría? Todos esos y cada vez más de esas ideas pasando por mi cabeza planteaban encerrarme e intentar huir de algo que comenzaba. Madelyn tendía a ser alguien especial para mí, y dañarla era lo último que haría. No me importaba perderme a mí mismo antes de poder protegerla. Esta vez no cometería el error de descuidar a la persona que se convertía en lo más importante de mi día a día. Trataría de luchar con ímpetu ante todo aquel cargo de conciencia que acechaba por mi mente desde ese momento... Esperaba y, espero poder cumplir y no volver a la miseria del cual seguía sometido.

La mañana de este domingo estaba siendo un comienzo nuevo para mí. Al haber visto el frasco de medicamento dentro del cajón de la mesita de noche por un largo rato, procesé varios minutos en el que resultaron ser una eternidad, hasta que pude cogerlos de un fuerte ademán y lanzarlos al cesto de basura. Volver a darme cuenta lo mucho que me costó soltar aquel vicio acompañado de lúgubres pensamientos. El intentar reconstruir algo de lo que muchos años terminó por consumirme lograba salir a flote una vez más para buscar una señal de esperanza para poder avanzar de nuevo.

Y ahora, el observar el cielo desde el balcón; sentado y con una taza de café en manos, con la sonrisa embelesada de un tonto enamorado, se sentía como un respirar fortuito, como si la roca sobre mí desapareció por un instante, permitiendo que todo de mí estuviera en calma. «Permíteme ser parte de tu vida y te ayudaré en lo que pueda», recordé, soltando un claro gemido tras quemar ligeramente mi lengua con la bebida. Cooper alzó la mirada en mi dirección, y di una risotada por lo perdido que quedé tras la madrugada.

Madelyn lucía preciosa. Demasiado como para que mis ojos pudieran procesar tal ser humano delante mío. Mi corazón había dado un vuelco de emoción cuando estuvimos lejanos a nuestro alrededor, sobre todo, en el silencio; bajo las estrellas, y ante sus bellos ojos verdes del cual me han gustado desde que la empecé a ver de otra forma. Todo lo que he estado esperando, todo lo que iba a dar por encontrar a alguien como ella, me hizo reflexionar de lo cuanto necesitamos saber estar solos antes de poder compartir con otra persona. No todo se reducía en dar, sino, en cómo podríamos ser capaces de abordar dicha relación. Aún no sabía si era capaz de ofrecer toda la felicidad que se merecía; pero estaba en mis manos el poder llevar a cabo dicha mención, y, tener cierta confianza en esto es el principio de intentar cumplirlo.

El Sazón de la Moda©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora