Darren
Observaba a Madelyn denotando todo su interés en el arreglo floral que iba creando la florista. De un día para otro, su pasión por todo lo relacionado a las flores fue creciendo, incluso decoraba mi departamento con ellas. Aunque no negaba que me gustaba la sonrisa o el brillo en sus ojos transmitidos al momento en el que algo le fascinaba. Es por ello que, en lo que esté al alcance de mis manos, iba a hacer todo para protegerla, y ayer, cuando vi su mejilla lastimada, el brazo con pequeños rasguños, me sentí tan mal por haberlo permitido.
Era lo que menos quería en el mundo, sobre todo cuando la madre de Ian fue la causante de aquello. En ese instante tuve que buscar las fuerzas necesarias para no salir corriendo en busca de su miserable rostro y perderme en el odio hacia aquella persona. Lo iba a hacer, pero cuando Madelyn me pidió que quería descansar, quedarse a mi lado, bastó para mí dejar toda esa situación a un lado por un momento, y enfocarme en mi novia.
No podía estar enojado con ella, no cuando era yo quien se apartaba y no se daba el tiempo de por lo menos estar una o dos horas en su presencia. Entendía su molestia. Entendía la razón por la cual ignoraba mis mensajes. Entendía el motivo de su preocupación, y sabía que, si me dejaba llevar por el odio y el afán de querer acabar con los Miller y la señora Smith, iba a terminar consumiéndome más de la cuenta, apartando así a alguien que de verdad era más importante.
El ramo de rosas blancas ocupó mi espacio visual cuando Madelyn lo puso frente a mí. Esta mañana, pese a estar nublada y con la ligereza del frescor primaveral, quise invitarla para que me acompañara a un sitio del cual los pedazos de mi corazón formaban parte. Cada visita para mí era un avance, un logro que me hacía detenerme y procesar lo que viví. Ahora, el hacerlo con ella; el dejarle ver el sentimiento cargado de angustia y debilidad, tal vez se convertía en un gran paso. La tragedia y el dolor va cesando con el tiempo, pero el recuerdo de la persona que se marchó de ti, siempre quedará en nosotros, y al final, uno aprende a vivir con eso.
—Me llevaría todas las flores si fuese por mí. —Le sonreí tras su comentario, agarrando una de sus manos para ir hasta el auto—. ¿Todavía no me dirás a dónde vamos?
¿Y si era mala idea llevarla a ese sitio? Cabía la posibilidad de que la incomodidad ocupase parte de sí, o, quizás sería algo extraño para ella. No lo sé. De verdad no sabía cómo podía reaccionar ante esto. Intenté cambiar de destino, pero cuando mi silencio fue una respuesta, Madelyn solo asintió, abrazando las flores contra su pecho, limitándose a mostrar una sonrisa durante todo el trayecto. No había vuelta atrás, no era momento de dudar.
Me aseguré de aparcar en un sitio prudente y también para no tomarla por sorpresa. Cuando me quité el cinturón, volví la cabeza hacia Madelyn, captando su curiosidad en mí. Para asegurarme, le pregunté de nuevo si estaba dispuesta a acompañarme, no pudiendo estar más contento al instante en el que ella asintió.
Bajamos del auto, rodeando el brazo por la parte baja de su espalda para encaminarla a la entrada. En el momento que vio de qué lugar se trataba, Madelyn se detuvo, mirándome con asombro. La mayoría de veces captaba lo que rondaba en su cabeza con tan sólo ver la expresión de su rostro; sin embargo, esta vez fue todo lo contrario. ¿Qué estaba pensando? ¿No se siente cómoda al estar aquí? Tan pronto como pude, abrí la boca para hablar, en cambio, el hombre encargado del acceso, me interrumpió.
—Joven Henderson. —Se acercó hasta nosotros en lo que se acomodaba la gorra, cubriendo su cabello blanquecino—. No esperé verlo tan pronto.
Hasta a mí me sorprendía aquello. La semana pasada había estado aquí, con el interés de calmar la agonía, y era el único sitio en donde podía encontrar calma, mucho más cuando estaba acompañado de alguien tan valioso. Todo lo que estaba ocurriendo también me preocupaba, temiendo no poder controlar el ahogo que se iba formando a lo largo de mi cuerpo. El sentimiento de culpa, a pesar de haberla evadido en su mayor parte, aún se empecinaba en abordar parte de mi vida.
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El Sazón de la Moda©
RomantiekMadelyn Baker está tan enfocada en sus propios diseños, hasta el punto de hablar solo de moda. Por otra parte, el aficionado Darren Henderson, está centrado solamente en llevar a lo más alto su carrera culinaria ignorando a todo lo que se le oponga...