Capítulo 56

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Madelyn

¡Madre mía! Darren se atrevió a pagar por unas cuantas horas un tour privado en medio del campo de tulipanes más hermosos que he visto en mi vida. Aún necesitaba que alguien me pellizcara el brazo para saber si esto era un sueño. Pero cuando mis fosas nasales inhalaron toda la suavidad del aroma que expedían estas flores, supe que esto era real, que mis pies estaban pisando tierra firme, que mis ojos apreciaban distintos grados de colores cuando los admiraba de lado a lado, que el estar aquí, en Bollenstreek, se ha cumplido. Uno de mis mayores sueños se cumplió, y él me ha ayudado a que sea posible.

Desde pequeña he encontrado la pasión hacia la moda, como si vivir en este mundo se tratase de sólo crear mis propios diseños y aferrarme a ello; pero con el pasar del tiempo, se sumaron distintos pasatiempos que a su vez, se volvieron parte de mí, como si también cada cosa que hacía referente a eso, encontraba una alegría inmensa. La fotografía, las flores, han sido mis mayores acompañantes a lo largo de mis casi veintinueve años, y no podía negar que hacer lo que gusta, que encontrar tu escape en cada pequeña cosa que admiras hacer, se volvía una calma a tu corazón. Cualquiera podría decir que eran sólo tonterías, que para algo has aceptado estudiar una profesión y que no era necesario hacer otra cosa que no sea eso.

Sin embargo, a veces los pasatiempos se volvían, incluso, algo más que nuestra profesión. Para algunas personas, el hecho de estudiar una que otra carrera universitaria, no siempre tiende a ser en donde encontramos nuestra verdadera pasión, y es por ello que, cuando una vez culminado, terminan yendo por otro camino del cual podrían encontrar una mayor felicidad. Y está bien, nadie tiene por qué decirte si las decisiones que tomas están o no mal.

Puedo decir que tuve la dicha de haber tenido la libertad y la voz de decir «esto es lo quiero ser y lo que llegaré a ser: una diseñadora de moda», y en el camino encontré unos pasatiempos que aligeraban el ritmo de mi vida. Es por ello que, el estar ahora mismo, con la cámara fotográfica en mis manos, presenciando el lugar más bello en el que podía estar en este preciso instante, era como una cincelada de reconforte a mi corazón. Ni siquiera podía borrar la sonrisa que se me formó apenas bajé del auto, tampoco podía escuchar la voz de bienvenida por parte del guía. ¿Ya he dicho que este sitio es hermoso?

Los molinos de fondo, opacados por los coloridos tulipanes. La brisa que vibraba por todo el espacio. La calidez del último mes de la primavera que resurgía entre nuestros alrededores, mostrando lo bella que era esta estación del año. Podría ser capaz de poner una manta en medio, quedarme horas y horas, que jamás lograría aburrirme al estar aquí, eso que aun mi corazón latía con fuerza por el hecho de que Darren me haya invitado, o mejor dicho, me haya regalado esta experiencia. Era como una competencia de saber por cual situación me emocionaba más: ¿por el campo de tulipanes?, ¿por él?, o ¿por ambos?

—Sí, soportan el frío. —Al parecer Darren había hecho una pregunta a Vandor, nuestro guía, y este le respondió. Seguía con la impresión de no poder emitir ningún vocablo, y eso porque dentro de mí aun no paraba de regocijarse por estar viviendo todo esto—. También aguantan bien el sol de manera directa.

Eso era cierto, porque cuando comencé a plantar algunos bulbos de tulipán en las macetas, leí en artículos e incluso las floristas me dijeron que era necesario una tierra fértil, así como los rayos del sol, evitando en cierta parte que se les dé la sombra. No creí que me interesaría tanto en esto; pero desde que llegué a llenar mi balcón —no solo de tulipanes—, sino de otras flores, el espacio se reducía a un mínimo, incluso el mudar otra parte a la casa de Darren ya no abastecía. Necesitaba un jardín. Uno bastante grande.

—Si se plantan en las macetas también es necesario que se les hagan perforaciones en el fondo, de manera a que puedan tener un correcto drenaje. —Mi agenda comenzaba a llenarse de datos que mencionaba Vandor, mientras damos paso tras paso en el caminero—. Aunque hay algunas ocasiones que las personas no lo hacen y sus flores están en buen estado, eso depende del nivel de humedad y el cuidado que ejercen a cada planta.

El Sazón de la Moda©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora