El Sazón de la Moda©

Capítulo 38

Madelyn

Terminé por prender el último botón de la camisa de mi pijama, para soltar mi cabello y arreglarlo. Tras mirarme a través del espejo, la palidez de mi rostro había desaparecido, mostrando una expresión de calma. Todo había cesado desde la última vez que me encontraba con el ahogo constante de mi preocupación.

Durante la semana que pasó, luego de haber estado descansando durante esos días, agradecí a Emma por haberse dado el tiempo de acompañarme; así como el intentar que toda abrumes desapareciera. Matthew solo rio al imaginarse la situación en la que me encontraba, recibiendo una vez más su sermón de mejor amigo sobreprotector: «Si te rompe el corazón, se las verá conmigo». Al fin y al cabo, ellos dos estuvieron contentos de que Darren y yo nos volviéramos a encontrar.

Luego, cuando se trataba de mí, había anhelado tanto el poder observar su sonrisa que hacía que mis emociones salieran a flote. Él lograba cautivar cada parte de mis sentimientos. Veía mucho más allá de las personas ajenas a mi vida, interesándose por conocer cada detalle de mis sueños, de la felicidad que aspiraba, y de la tristeza que eventualmente solía padecer. Darren no sólo se mostraba obligado al hacerlo, sino que él reflejaba que todo lo que dijo en su momento, era verdad.

Para él valía la pena, me lo recordaba cada día, y por más de que a veces costaba creerlo, hacía el intento de poder aceptar y confiar en cada una de sus palabras. Poder caminar a su lado, el imaginarme una vida en buenos y malos ratos, tan sólo lo hacía cada vez más emocionante. Darren era mi compañero, alguien por el cual estaba dispuesta a luchar y apoyarlo en cada uno de sus pasos. Todo de mí se volvía a él, y ya era tarde para retroceder, no cuando luego de estos años, el destinó se encargó de volvernos a unir.

Sonreí al mirar mi reflejo, en donde mis mejillas se tornaban enrojecidas por tener dicho pensamiento. Cuando se tiene a una persona en la que puedes ser tú misma, el poder sonreír y llorar a la vez sin temor de que no te estará juzgando por hacerlo. Alguien que te ofrezca el silencio y palabras al ser necesario. De la misma manera que sea el indicado de acompañarte por el resto de tu vida, sin dañar nada de lo que alguna vez se formó. En algún momento desistí de haber creído que existía algo como ello, hasta que llegó Darren y disipó todo rastro de incertidumbre. Él me hizo ver que aún existían personas por las cuales uno podía arriesgarlo todo.

Al salir de mi habitación, vi a Darren caminando de lado a lado por la sala de mi casa a la par que hablaba por el teléfono. Apenas estuve a su vista, él me sonrió, señalando con el dedo índice a la mesita que ya contenía la cena sobre esta. Tomé asiento, subiendo las piernas en el sofá, abriendo la caja de la comida.

Cuando Darren finalizó la llamada, se acercó hasta mí, sentándose a mi lado. Por un instante guardó silencio con la mirada perdida en un punto lejano a su alrededor, para luego negar con la cabeza, volviendo a centrar su atención en mi dirección.

ㅡ¿Está rico? ㅡJusto di un bocado de sushi, y él volvió a sonreírㅡ. Por lo que veo, sí.

ㅡ¿Tú no comerás? ㅡquise saber, al ver que recostaba la espalda sobre las almohadas del sofá, optando por una posición mucho más relajada. Frunció el ceño, observando la caja. Si había algo del cual no cambió, fue el hecho de que a veces era difícil distinguir lo que estaba pensando, así como el descifrar las expresiones que traía consigoㅡ. Si querías comer otra cosa, hubieses pedido.

ㅡEl sushi está bien.

ㅡ¿Entonces?

Darren agarró los palillos, cogiendo en él un trozo del alimento, haciendo el camino de llevarlo hasta su boca, deteniéndose durante la mitad.

ㅡSólo estuve pensando ㅡrespondió, y esta vez, me acompañó para cenar. Sabía que tenía algo pendiente por hablar conmigo, sin embargo, lo que sí estaba segura era de que quizás, entre sus pensamientos hubiesen varias alternativas de cómo proceder a dar inicioㅡ. Por cierto, me he enterado de que Matthew tiene pensado proponerle matrimonio a su novia.