Capítulo 30

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Madelyn

No me importó salir corriendo de mi casa como si no hubiera mañana. Ni siquiera me di el tiempo de ir al aeropuerto para recibir a Darren, pero mi cabeza no daba para pensar en aquello como algo urgente, y en cierta parte me hacía algo egoísta, eso lo creía hasta volver a analizar en el lío del cual me metí, y necesitaba solucionarlo antes de que se agrave más de la cuenta.

Me ahorré los insultos hacia mí porque sólo perdería el tiempo, y no podía hacer nada para remediarlo. Lo hecho, hecho está. Confié en Jacob, cerré un trato del cual la certeza en ello sería un fraude para arrepentirme de aquello por unos largos años. Tuve la culpa, no cabe duda de aquello; no obstante, una vez más, necesitaba acabar con esto, y ni siquiera sé cómo fui capaz de controlarme por no lanzarme sobre él apenas lo vi salir de su oficina con la sonrisa maliciosa que era parte de sí.

ㅡMadelyn, qué honor tenerte aquí.

ㅡ¿Cómo pudiste? ㅡacusé, con cierto grado de calma. Todos sus trabajadores rondaban en este sitio, aunque no me importaría dejar en claro con qué tipo de persona estaba tratandoㅡ. Se supone que lo mantendrías en secreto, fue lo que prometiste.

Frunció el ceño, ㅡNo sé de qué me hablas.

ㅡ¡De las malditas pruebas que le has mandado a mi madre!

Una vez más, la atención se centró en nosotros. Mismo lugar, misma discusión, y esta vez con decepción de por medio.

ㅡNo le mandé nada a nadie, es más, iba a llamarte para darte lo que encontré esta mañana.

ㅡPor favor, no te hagas del iluso, maldito imbécil.

ㅡSi sólo vienes aquí para insultarme, retírate de aquí ㅡCerró de golpe la carpeta que llevaba en manosㅡ. No tengo razones para destruirte, te lo he dejado en claro, así como no tuve nada que ver con el desastre que ocasionaron en tu lugar de trabajo o la visita que te ha hecho mi padre, tampoco lo que sucedió ahora.

ㅡEs que... ㅡLuché para que las lágrimas no salieran. Estaba gritando internamente, todo esto estaba fuera de mis manos y no podía sobrellevarlo yo sola. Fue un error el que cometíㅡ. No puedo confiar en ti, Jacob.

ㅡMe da igual si lo haces o no, si decidí que iba a ayudarte, así lo será ㅡSe acercó hasta mí, extendiendo lo que llevaba en su manoㅡ. Toma, esto es lo que encontré, y si hay algo más en lo que pueda interferir, veré que puedo hacer.

Observé por unos instantes los documentos extendidos hacia mí, sin saber si cogerlos o no. Mi cabeza se convirtió en un completo caos. ¿Quién más enviaría esas pruebas si no es él? Quizá Jacob estaba mintiendo y la noche anterior había comentado acerca de todo esto a su padre. Lo más probable es que haya sido así, pese al reflejo de incertidumbre de la expresión de su rostro, esta vez no pude ser parte de ello, por lo que no emití ninguna palabra y salí de allí. Era una pérdida de tiempo, sobre todo cuando tuve la culpa de desatar aquello.

Las veces que actuaba por impulso nada salía bien, y esto no fue una excepción. Tendía a querer solucionar los asuntos involucrados por mi cuenta para dejar que los demás no tuvieran razón por la que preocuparse. Me guardaba cada palabra, suceso o carga para proteger a quienes quería, sin embargo, todo aquello se fue acumulando con el pasar del tiempo, hasta que llegó a un punto del cual yo misma colapsé, siendo incapaz de poder seguir avanzando con la fuerza de antes.

Todo tiene un punto, somos aptos para enfrentar distintas situaciones que se nos presentan en la vida; sin embargo, existe otro punto del cual nos convertimos en alguien incompetentes cuando el problema sale de nuestras manos, necesitando de una u otra forma la ayuda para cargar nuestros pesares.

El Sazón de la Moda©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora