Capítulo 20

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Darren

ㅡAhora sácalo del fuego o perderá el sabor. Déjalo enfriar y no te olvides de agregar las hojas de menta para que no pierda su esencia ㅡindiqué a uno de los nuevos cocineros que logré contratar hace unos días atrás. Tras haber visto su rostro de emoción me recordó a alguien en particular; alguien que daría todo por poder verlo nuevamenteㅡ. No. Sácalo despacio, ¿acaso quieres echar a perder la comida?

ㅡLo lamento ㅡBajó la cabeza, mientras limpiaba sus manos sobre el delantal que llevaba puestoㅡ. Creo que aún no sirvo para esto.

Otros de sus compañeros le mostraron una mirada rápida, como si estuvieran sintiendo pena por él.

ㅡCon esa mentalidad, dudo de que seas capaz. ㅡAgarré una de las cucharas y se lo paséㅡ. Anda, vuelve a intentarlo hasta que puedas ser ágil en esto. No todos nacemos sabiendo. Inténtalo una vez más, o las veces que sea necesario, y si tienes alguna duda házmelo saber o a Paul, el sous-chef.

Era sólo un joven que acababa de terminar la carrera de gastronomía, y veía algo en él; cierto talento que tal vez no estaba demás aprovecharlo.

ㅡMuchas gracias, chef ㅡVolvió a poner su concentración en el plato que estaba elaborando con cierta agonía en el rostro.

Lo observé por unos instantes más antes de regresar a mi puesto e intentar preparar el platillo de comida que aún seguía bajo estudio. No lograba poder congeniar cierto sabor, quizá era algo que estaba pasando por alto, o quién sabía si era algo que me bloqueaba por completo a la hora de analizarlo.

Mientras probaba la comida una y otra vez, uno de mis cocineros llamó mi atención, diciendo que Henry quería comunicarme acerca de una cosa. Salí de la cocina, quitándome el gorro de paso, viendo su mirada atenta hasta que llegué junto a él.

ㅡ¿Qué sucede?

Abrió los ojos, de una forma nerviosa, riéndome de forma interna por aquella expresión que traía.

ㅡSu novia... Su novia está aquí ㅡmencionó, cruzando sus brazos hacia atrásㅡ. Ahora está en su oficina, pero le puedo decir que no puede si es que...

ㅡDescuida, iré a verla. ㅡColoqué una mano sobre su hombro, recibiendo una vista rápida por su parte antes de que mantenga la cabeza inclinada hacia abajoㅡ. Vuelve a tu puesto.

Hizo un gesto de afirmación antes de retirarse. Una vez que desapareció, caí en cuenta de que Madelyn se encontraba aquí. Si recordaba no teníamos nada pendiente de que hablar, salvo a que hubiese algo que nos comprometía a ambos.

Apreté un poco más la gorra que traía en mano para luego ir hasta mi oficina. Al ingresar; la encontré de espaldas a ésta, viendo como bajaba de forma abrupta el retrato.

ㅡHenry me dijo querías hablar conmigo ㅡCerré la puerta, sin apartar la mirada de ella.ㅡ. ¿Puedo ayudarte en algo, Madelyn?

Alcancé estudiar su semblante, encontrándome con la ligera desesperación en éste, como si el reflejo de lo que la caracterizaba estaba fuera de sí. Sólo era una Madelyn de la que antes nunca me había percatado.

ㅡ¿Madelyn? ㅡvolví a preguntar, tras no obtener alguna respuesta por su parte.

ㅡCreo, creo que lo ideal sería hablar luego ㅡhabló tan rápido. La desesperación ahondaba dentro de ella, como si cualquier momento se largaría a correr de aquíㅡ. No quiero molestarte.

ㅡYa estoy aquí, ¿no? Si no quisiera hablar contigo no saldría de la cocina. ㅡDejé lo que traía en mano sobre el asiento, dando un paso más al frente. Era verdad, se supone que prometimos no molestarnos cuando estábamos trabajando y al parecer no lo tomamos en cuenta. Sin embargo, la necesidad de querer verla superaba algunos de mis límites que traía conmigoㅡ. Anda, dime lo que tienes en tu cabeza.

El Sazón de la Moda©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora