Capítulo 35

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Madelyn

Observaba a un punto no fijo en dirección a la pared, con los pensamientos pausados del momento exacto en el que Darren y yo nos volvimos a reencontrar. Cada latido invadió mi corazón en ese instante, como si estuviera a punto de arrancarse de mi pecho por tenerlo tan cerca de mí. Su respiración chocando contra mi rostro, aquella presencia suya que denotaba todo el aire elegante y varonil del cual siempre me ha gustado. Todo de él permanecía de una forma que cada día volvía a gustarme más de la cuenta.

Tenía presente que de este tiempo que transcurrió, de todos estos años, nunca lo olvidé por el hecho de algún día verlo una vez más, sea por un segundo o por la distancia. Ahora, cuando eso ocurrió, ¿por qué me negaba a tenerlo cerca? ¿De qué tenía miedo? Si él estuvo dispuesto a buscarme desde que habíamos estado separados, ¿de qué quería huir?

Las preguntas se cruzaban entre mi cabeza, llenándome de dudas. ¿Dudas de qué? Darren había sido el hombre por el cual siempre esperé, pese a estar con los ojos puestos sólo en lo que respecta a mi profesión, él sin duda alguna se convirtió en la persona indicada para mí. Sin embargo, existía una ligera presión con toda esta situación, de si era o no correcto regresar a su lado... ¿Por qué, por qué?

Posé el rostro contra la palma de mi mano. Apenas el reloj marcaba las diez de la mañana, estando en la sala de reuniones con todo mi equipo que, supuestamente debería de estar prestando atención a todo lo que decían y no recordar un suceso de hace dos días atrás. Darren de verdad iba a acabar conmigo ㅡen el buen sentidoㅡ, y debería de poner un alto en esto, antes de que volviese a ser como antes.

ㅡ¿Te parece bien esto, Madelyn? ㅡquiso saber Sarah, la mano derecha con la que siempre me gustó trabajar, mucho más ahora que estuvo día y noche ayudándome con los preparativos para el lanzamiento de la nueva colección.

ㅡCreo que está bien.

ㅡ¿En serio estos colores te parece que combinan? ㅡEl horror en su voz hizo que volviera a fijarme en el boceto frente a mí, y, Dios, ¡eso era una barbaridad! De ninguna manera esos colores se unían de buena forma. Alguien se llegaba a poner aquella prenda y ahuyentaría a cualquiera.

Rechacé con la cabeza, agarrando el otro boceto, y nada de esto estaba funcionando, sobre todo cuando sentía el mareo de hace unos días. La palidez aún permanecía en cierta forma por todo mi cuerpo, y si no me daba un descanso, esto podría acabar mal. Dejé los materiales a un lado, con un suspiro de por medio.

ㅡSi seguimos así no creo que podamos lanzar los nuevos diseños para el mes que viene ㅡTodos los presentes fijaron la vista en mí cuando me puse de pie con las manos sobre la mesa.

ㅡNo es eso, Madelyn ㅡSarah también se levantó de su asiento, con la expresión severa por todo el rostroㅡ. Eres tú. Si continuas saltando comidas o no durmiendo las horas necesarias, no serás capaz de guiarnos. Te necesitamos presente y sana. Alguien que sólo está aquí a punto de tener un desmayo es para desmotivarnos.

ㅡ¡Es cierto! ㅡafirmaron todas al unísono.

ㅡEstoy bien, de verdad ㅡrespondí.

Sarah volteó los ojos, ㅡDisculpa, sé que eres mi jefa, pero en estos instantes no me importa. Escúchame bien, si permaneces un minuto más aquí, no vamos a ayudarte con esto. Así que, tómalo como una advertencia, además hoy es jueves, tendrás tres días para descansar y regresar el lunes.

Abrí la boca, desconcertada. En ningún momento referente a las cuestiones laborales, mi equipo levantó voz contra mí, en cambio ahora, debería de borrar aquello por estar presenciando una de las escenas que no olvidaría jamás. 

El Sazón de la Moda©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora