Capítulo 34

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Darren

Mi vida se tornó algo más ligera y llevadera luego de estos años. Fueron momentos en el que tuve que luchar día y noche para no decaer, tirarlo por la borda, o regresar al túnel de mis pensamientos lúgubres, lleno de temores y angustias que al final me terminaban por dañar.

Nunca desistí de querer ser mejor en un nuevo despertar. Dejar el pasado atrás para ser parte de un presente rodeado de personas que aportaban felicidad antes que pesares, así como el de aceptarme y quererme pese a distintas cuestiones que me hacían dudar. A veces costaba creer en uno mismo, ya sea por no confiar o no querer ver de lo que realmente éramos capaces. Vivir con constante miedo al qué dirán, a no soltarse al mundo porque nuestros pensamientos lo convertían en inevitables.

Sea cual fuese el motivo, siempre estamos listos para crecer, para avanzar y afrontar las adversidades que se nos presentan. El temor y la dubitación estarán en constante sintonía en nuestro día a día, y ya dependía de uno si los dejaba de lado para continuar. Tiende a ser tedioso cuando se ha vivido en constante oscuridad, imposibilitando ver la luz brillar para nosotros; pero cuando uno lucha para olvidar y que aquello permanecería en el pasado, todo iba a estar bien. Fueron esas palabras las que me motivaron a seguir, Ian también lo dijo, y siempre lo tuve presente a él, como mi mejor amigo y hermano.

Avancé por mí, por mi familia, y por él. No me rendí en el camino pese a haber momentos en el que pensé que todo esto era una pérdida de tiempo. Sin embargo, todo lo que logré hasta hoy día, luego de estos cinco años, el poder ser partícipe de la tercera estrella Michelin, el visitar de vez en cuando a mi familia y que se sintieran felices por ver mi avance, así como poder compartir las experiencias con mis amigos. Tampoco olvidar que he podido abrir dos restaurantes nuevos, tanto en Italia como en Francia, y gracias a ello he conseguido trabajar en el plato que me llevó a uno de mis mayores logros, nuestro logro: el de Ian y mío.

Conocí a muchas personas que fueron de apoyo, siendo el momento exacto que me percaté de que realmente estaba avanzando. El inmenso miedo de relacionarme con nueva gente, hacía que perdiera noción de mi propio tiempo. Desde que sucedió años atrás lo de Ian, nunca quise estar en contacto con nadie. Ni con mi familia y amigos. Sólo me mantenía fuera de todo mi alrededor para no dañar a otros. Hasta que apareció Madelyn y de ahí fue cambiando. En cierta parte, ella también fue motivo para que pudiera darme cuenta del tiempo perdido y lo estancado que había estado a lo largo de mi vida.

Nunca mentí que la quería, incluso, cuando planté todas esas palabras en aquella carta, era pura verdad. El decidir el momento exacto de que si la volvía a ver, regresaría a sus brazos si ella me lo permitía. Pero cada vez que iba a California de vez en cuando para visitar a mis padres, no la veía, pensando que el destino ya no necesitaba unirnos. Quizá aquello era necesario, aunque daría todo por lo menos para verla un segundo. Ese instante de admirar aquellos ojos verdes del cual hacía palpitar mi corazón fuera de lo normal. Esa sonrisa que llenaba de plenitud y tranquilidad a mi alma. Todo de sí, ella misma. Mi constante cariño siempre permaneció, pese a estos largos años, y mis sentimientos seguían a flote por su persona.

Esta vez ha sido de mucha satisfacción, porque he podido creer que luego de una inmensa dificultad y tenebrosidad, siempre habrá alguna situación que te lleve a ser mejor. La vida te brindará una nueva oportunidad, y ya depende de uno si decidía tomarla para su beneficio, o para caer en un mismo error. Todos éramos capaces de salir adelante, no importaba lo que la gente opinaba, era algo de nosotros, siendo los únicos que estábamos al tanto de lo mucho que nos costó llegar al punto de decir: «Lo logré, yo pude, y fui capaz».

Los golpes. Las caídas. Aquel pánico escondido entre nuestros pensamientos, listos para ser nuestros acompañantes, hasta el punto de quedar bajo sus pies. Cada terror mezclado con la pesadumbre, eran motivos para debilitarnos. En ocasiones se convertía en un tormento, y muchas veces se volvía complicado escapar, llevándonos consigo, sin poder salir de su agarre.

El Sazón de la Moda©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora