Parte 1

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La gala musical en el espectacular auditorio de Los Ángeles era divertida y todos los asistentes lo pasaban muy bien.

Productores musicales, cantantes, actores, modelos y guionistas de cine bebían, bailaban y cantaban al sonido de la mejor música del momento.

Uno de los asistentes más solicitados era Poncho Herrera, Poncho para los amigos.

Un compositor guapo, simpático, seductor y moreno de ojos verdes que las volvía locas a todas, y no solo por su fascinante mirada. Poncho era el mediano de los hermanos Herrera, hijo de la fallecida cantante Luisa Fernández, más conocida como La Leona, y cuñado de Yanira, la cantante que estaba pegando fuerte en las listas de ventas.

Poncho era el soltero más cotizado de Los Ángeles y, vestido con aquel traje negro, la camisa blanca y la pajarita, era una delicia para la vista. Era un hombre que no se dejaba enamorar por nadie, pero que las enamoraba a todas con sus felinos ojos claros, su porte atlético y su sonrisa cautivadora.

Mientras sonaba de fondo Treasure, de Bruno Mars, y la gente bailaba, él hablaba con una guapa modelo rusa, consciente por cómo esta se tocaba el pelo, se mordía el labio inferior y sonreía, de que la noche prometía. Sin duda la joven había caído en sus redes sin él apenas proponérselo.

—Poncho, ¿puedes venir un momento?

Al oír la voz de Yanira, le guiñó un ojo a la mujer que estaba con él y, tras pedirle un segundo, se acercó a su cuñada. Esta, con una sonrisa, cuchicheó en su oído:

—Me acaban de proponer grabar una canción con Beyoncé y Jennifer Lopez. ¿Qué te parece la idea?

—Wepaaaaaa —respondió él.

Juntar a aquellas tres diosas de la música, guapas, sexis y triunfadoras era como poco una gran idea y contestó encantado:

—Creo que será un exitazo. ¿Quién te lo ha propuesto?

Con disimulo, la joven se movió hacia la derecha y murmuró:

—El que está hablando con tu hermano Omar.

Poncho miró con curiosidad y, al ver quién era, asintió.

—Alfred Delawey, vaya... vaya...

Ambos reían contentos cuando Dylan, otro de los hermanos de Poncho, y marido de Yanira, se acercó a ellos y, tras darle a su mujer la bebida que llevaba en la mano y agarrarla por la cintura, preguntó:

—¿Qué tramáis?

—Le contaba a Poncho la proposición de Delawey —contestó ella, apoyando mimosa la cabeza en su hombro.

—¿Qué te parece a ti, Dylan? —le preguntó Poncho a su hermano.

El doctor Dylan Herrera, un hombre bastante celoso de su intimidad sonrió al entender por dónde iba la pregunta y, tras darle un beso en la frente a su mujer, respondió:

—Me parece bien.

Yanira y Poncho se miraron extrañados.

—¿Ninguna objeción? —insistió este.

Dylan soltó una carcajada. Si algo había aprendido en aquel tiempo era a confiar en su mujer y, sin soltarla, dijo:

—Alfred no es un tipo que me caiga especialmente bien, pero Yanira sabe lo que hace.

Ella levantó las cejas divertida y se puso de puntillas para darle a Dylan un beso en los labios.

—Si es que más guapo, precioso, buenorro y achuchable no puedes ser, cariño —exclamó.

Todo de mi (AyA Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora