Parte 53

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Apenas quedaban doce días para la boda y en una bonita tienda de Beverly Hills, las chicas, junto a Manuel y a David, buscaban desesperadamente sus vestidos de novia. Los hermanos Herrera se ocupaban del resto de los preparativos de la boda. Ellas solo se tenían que preocupar de estar preciosas ese día.

Tras rechazar un nuevo vestido que no le gustaba y mientras se metía en el probador con otro, Tifany dijo:

—De aquí no salimos sin los vestidos de novia.

—Pero, cuqui... si tú ya tienes un vestido de novia maravilloso —insistió Valeria.

Anahí soltó una carcajada y, echándole un cable, dijo desde dentro de otro probador:

—Usar un vestido destinado a otra boda le daría mala suerte y con Omar no se la quiere jugar.

—¡Ni loca! —asintió Tifany—. Bastante me la juego ya casándome con el bichito otra vez.

Mirando hacia el exterior de la tienda, Coral preguntó:

—¿Ese tal Andrew tiene novia?

Manuel negó con la cabeza y David cuchicheó:

—Solterito... solterito. Es un bombón, ¿verdad?

Coral asintió y, mirando a Yanira, dijo:

—¿Te he dicho ya que me encantan los bombones? —Su amiga se rio y Coral añadió—: Es ver uno y no parar hasta comérmelo.

—¡Qué ofrecida! —se mofó David.

—Y lo mejor de todo, David —murmuró Coral—, es que ese bombón con pantalones de cuero y pinta de macarra ¡no engorda!

Se estaban riendo divertidos cuando Anahí salió del probador con lo que parecía un incómodo vestido de novia.

—¿Qué os parece? —preguntó.

Todos la miraron y Yanira, arrugando la nariz, dijo:

—Va a ser que no.

—No me gusta —opinó Valeria.

David, tras mirar a su marido, exclamó:

—Uiss, cachorra, pareces una coliflor, con tanto tul.

Coral negó con la cabeza y ella, sentándose, murmuró:

—Por el amor de Dios, ¿tan difícil es encontrar un puñetero vestido de novia?

—Pues no lo entiendo —comentó Coral—. Yo veo preciosidades a nuestro alrededor.

—Y yo también —dijo Yanira—. Pero una cosa es tu boda, en la que quieres llevar el vestido que te enamore y te haga sentir especial y otra cosa es la boda de otra. Hay una gran diferencia.

Sin decir nada, Anahí le quitó a Coral la copa de champán que tenía en la mano y, tras beber un sorbo, comentó, mirando a la dependienta:

—Me he probado media tienda y todavía no hay un solo vestido que diga ¡este es! No dudo que todas las colecciones que tenéis aquí sean preciosas, pero yo no busco algo terriblemente sofisticado con una larga cola, como quiere Tifany. Yo soy más desenfadada que ella vistiendo y no quiero disfrazarme de alta costura en mi boda. Me gustaría algo con lo que me sienta cómoda y guapa. Algo con lo que cuando Poncho me mire, se quede embobado y ratifique que soy la mujer de su vida.

La dependienta le guiñó un ojo y dijo:

—Dame unos minutos. Creo que tengo algo que te puede gustar.

Todo de mi (AyA Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora