Un día antes del viaje a Miami para celebrar el cumpleaños de Anselmo, Poncho llegó a casa y, al pulsar el mando del garaje, la puerta no se abrió. Resopló con paciencia. ¿Lo habían roto los niños?
Finalmente, se bajó del coche y lo dejó fuera.
Entró en la casa, y enseguida oyó el bullicio y sonrió. Se estaba acostumbrando a aquello y empezaba a gustarle, a pesar de que el desorden seguía desquiciándolo. Instantes después, Adán fue corriendo hacia él para darle un beso y luego se marchó, corriendo de nuevo.
—¡No, no te lo doy! —Oyó gritar a Jenny—. El mando de la tele es mío.
—¡Tontaaaaaaaa, dámeloooooo! —Lloraba Brian, mientras Rosa intentaba consolarlo.
—Brrrrrrrr —hacía Adán con la boca, corriendo con un coche en las manos.
—Mocoso perverso y llorón —dijo Jenny—. Para mí eres como el 30 de febrero. ¡No existes!
—Señorita Jenny, ¡no sea cruel con su hermano! Y póngale los dibujos. Ahora le toca a él —intervino Rosa.
—Ahorita mismo, chamaquita, mis lindos oídos dejaron de escucharte.
—¡Señorita Jenny! —la regañó la mujer.
Poncho, tras dejar el portátil sobre la mesa, miró a la niña con seriedad y dijo:
—Tú, reina de las telenovelas, que sea la última vez que le hablas así a Rosa. Ella es mayor que tú y le debes un respeto, ¿entendido?
La niña torció el morrillo y, antes de que pudiera decir nada, el balón voló hasta su cabeza.
—¡Tonto... eres un tonto! —gritó.
El niño soltó una risotada y Poncho, mirando al pequeño pelirrojo del remolino en el lateral de la cabeza, supo que era Brian y gruñó enfadado:
—Brian, a la pared de pensar.
Él lo desafió con la mirada, pero cuando vio que no sonreía fue a la pared y le dio la espalda.
Poncho fue a ver si Jenny estaba bien del pelotazo y, tras comprobar que así era, preguntó:
—Vamos a ver, ¿qué ocurre?
—¡Quiero ver a Peppa Pig! —gritó Brian.
—Brrrrrrr pi... pi... —Jugaba Adán, mientras pasaba por su lado corriendo.
Jenny puso los ojos en blanco y siseó:
—¡Odio a esa asquerosa cerda rosa con todo mi ser!
—¡Jenny! —la regañó Anahí, apareciendo en escena—. Es la hora de Peppa Pig. Pon ahora mismo los dibujos.
—Eso mismo le estoy diciendo yo, señora —intervino Rosa.
—Pero, mamá —se quejó la niña, enfadada—, son los mismos capítulos repetidos de todos los días.
—Lo sé, cariño, pero ahora le toca a Brian la televisión y lo sabes —insistió Anahí y al ver a Brian de cara a la pared, miró a Poncho molesta.
—Sí, he sido yo —dijo él y al notar su gesto, añadió—. Vale, levántale el puñetero y sangriento castigo.
Adán corría por el salón con su coche en la mano, Brian lloraba mirando a la pared y Jenny gritaba, mientras Rosa intentaba poner orden.
Poncho no sabía a quién tranquilizar cuando Anahí, con el tono calmado de siempre, llamó a Brian y lo sentó ante el televisor, luego cogió a Adán, le quitó el coche y lo acomodó junto a su hermano y a Jenny le dejó su portátil. En menos de un minuto, todo el caos se había acabado. Miró a Poncho, se acercó a él, lo besó y preguntó:
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Todo de mi (AyA Adaptación)
FanfictionPoncho Herrera es un guapo, adinerado y exitoso compositor de música puertorriqueño. No hay mujer que se le resista y que olvide con facilidad su mirada verde y leonina. Anahí es una joven que con apenas veinte años tuvo que hacerse cargo de su herm...