Parte 50

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Tres días después, llegó la boda de Tifany.

Anahí, más tranquila después de los terribles días que habían pasado, volvió a sonreír y a sentir la seguridad de que lo que estaba haciendo era lo correcto. Para Poncho, para los niños y para ella.

La boda era a las cinco y media de la tarde y la cena comenzaría a las ocho, con su posterior fiesta. Cuando las chicas ya estaban con la novia y los chicos por su lado, Anahí recibió una llamada de Poncho, a la vez que Yanira recibía otra de Dylan. Querían saber que estaban bien. Una vez colgaron, Yanira la miró y murmuró:

—Son Herrera, hija, ¿qué esperabas?

Las dos sonrieron divertidas y, en ese momento, Coral dijo:

—Joaquín no viene a la boda. —Todas la miraron y ella aclaró—: Ya sabéis que es un poco rarito para esto de las fiestas y...

—Pero ¿está tonto o qué le pasa? —la cortó Yanira.

Últimamente Joaquín no asistía a nada junto a Coral y, cuando Yanira fue a decir algo más, su amiga añadió:

—Para qué vamos a negarlo. Yo lo quiero mucho, pero ¡el que es rarito es rarito!

Durante un rato estuvieron hablando de Joaquín, hasta que Anahí, al ver la cara de agobio de Coral, dijo:

—¡Tengo dos noticias que daros!

—Desembucha —contestó Coral, agradeciendo la interrupción.

—La primera es que una vez pase todo el problema, llamaré a Warren para trabajar con él en su circuito de Santa Clarita como instructora de pilotaje. ¿Qué os parece?

Todas la miraron. Nadie entendía esa afición, y Tifany dijo:

—Uisss, ¡qué horror! Te pringarás de grasa y olerás a aceite de motor.

—Y estarás rodeada de hombretones llenos de testosterona; ¿me puedo apuntar? —bromeó Coral.

La carcajada fue general y Yanira, divertida, comentó:

—Madre mía, con lo protector que es Poncho, tiene que estar dándose cabezazos contra la pared.

Anahí asintió. Aunque él no había dicho nada, no llevaba muy bien su decisión de trabajar con Warren en el circuito.

—¿Y la segunda noticia? —preguntó Valeria.

—¡Ya tengo fecha para la boda!

Las otras aplaudieron encantadas y, al saber que era dentro de dos meses, Coral exclamó:

—¡No me digas que estás embarazada!

—Ay, Diosito —soltó Valeria, haciéndolas reír a todas.

—Nooooooooooo. Claro que no estoy embarazada.

—Estos Herrera son unos cagaprisas. Seguro que ha sido Poncho quien ha puesto la fecha, ¿verdad? —se mofó Yanira y Anahí sonrió.

—Pero, cuqui, una boda necesita infinidad de preparativos, y te lo digo yo, que la he tenido que organizar en tan poco tiempo. El vestido, el cóctel, las invitaciones, la recepción, el convite, la fiesta. ¿Acaso no has visto la locura que está siendo esto?

Anahí asintió. Había sido testigo directo del agobio de Tifany, pero se encogió de hombros y, sin saber cómo iba a hacerlo todo, respondió:

—Poncho ha propuesto esa fecha y yo he sido incapaz de decir que no. —Y mirando a Yanira, la imitó—: Es Herrera, hija, ¿qué quieres que haga?

Todo de mi (AyA Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora