Hanbin estaba parado frente al edificio donde trabajaba Hao, después de haberlo visto hace unas horas lo siguió hasta dar con él, pero estaba invisible, así que, este no lo iba a poder ver.
Al salir del lugar llevaba unos documentos el cuál se le terminaron cayendo todos por el viento. El castaño entró en pánico ya que además de eso, estaba lloviendo, su jefe lo iba a matar si veía gotas en su trabajo.
Hanbin se acercó usando sus poderes para ordenar los papeles evitando que se mojen. Cuando Hao los recogió estaban intactos, se sorprendió al ver que ninguno se había mojado, pero no tenía tiempo para pensar en eso, necesitaba llegar a su casa cuanto antes antes de que le de hipotermia por estar caminando en la noche en medio de la lluvia.
El pelinegro volaba siguiéndole el paso evitando que se moje. Llegó al edificio donde vivía, era mucho más moderno del que estaba antes y su departamento mucho más grande.
Se teletransportó hasta la ventana de su habitación viendo como ya se había colocado su pijama. Sacó su laptop entrando a instagram escribiendo: "Sung Hanbin" en el buscador, le aparecieron nombres similares pero ninguno era el que buscaba. De inmediato revisó su mochila para buscar el pequeño papel que le dio Hanbin con su número, pero no lo hallaba, volcó todas las cosas sobre su cama y ninguna era aquel papel. Revisó los bolsillos uno por uno, incluso en los bolsillos de la ropa que llevaba puesta y nada.
—Mierda —maldijo en voz alta —perdí su número... —se jaló los cabello con estrés
El pelinegro quien seguía ahí, sonrió al verlo, y le pareció gracioso como buscaba su nombre en diferentes páginas y redes sociales, haciendo muecas de frustración al no encontrar nada. De repente bajó la cabeza hacia su collar observando como brillaba, se extrañó por aquello ya que lo llevaba puesto hace un par de semanas y en ninguna se había fijado que eso pasara. El único que sabía porqué sucedía eso era Hanbin.
—¿Qué haces aquí? —la voz de Matthew apareciendo de la nada al lado suyo lo hizo brincar del susto —ya debemos irnos, ¿a quién ves? —volteó la mirada hacia el chico que estaba al otro lado de la ventana
—Tienes razón, debemos irnos —lo jaló del brazo tratando de distraerlo
—¿Otra vez, Hanbin? —su voz salía con frustración —¿todo este tiempo lo has estado buscando?
—¡No! —respondió al instante —él apareció delante de mí —dijo, pero el rubio no le creyó —¡es enserio!
—Ya es tarde, vuela rápido antes de que nos regañen, estando ahí hablaré contigo —rodó los ojos con incomodidad agitando sus alas siendo seguido por el pelinegro
Por suerte llegaron a tiempo. Lo primero que hizo Hanbin fue sentarse en su cama cruzando sus piernas, para pensar un poco.
—¿Porqué no lo dejas en paz? —Matthew ingresó rápidamente quedándose parado frente suyo —pensé que desde la última vez ya te había quedado claro que no podemos confiar en los humanos, y aún así fuiste a buscarlo
—En primer lugar, él apareció delante de mí —aclaró —yo sólo estaba viendo el río y de repente choqué con él
—¿Chocaste? —frunció el ceño —¿estabas en tu forma humana? —el contrario se quedó callado y el rubio asumió que era cierto —¿entonces lo tenías todo planeado?
—¡No! —se exaltó —eso jamás, el amor no se planea, Matthew —bufó —simplemente chocamos, como personas normales, suele pasar...
—¿Sabes lo que él te hizo, no? —preguntó —¿te hago recordar como estuviste dos meses llorando por su culpa?
—¡Si me acuerdo! —lo veía fijamente —lo recuerdo todo muy bien
—¿Entonces?
—Ha pasado mucho tiempo, Matt, no creas que la gente no puede cambiar, él también —sus ojos miraban hacia la nada —ahora tiene brillo en sus ojos, cosa que antes no tenía, y sonríe más, antes le costaba mucho; se la pasaba haciendo cosas todo el día para evitar sus malos pensamientos, yo veo que es alguien nuevo ahora
—En serio te volviste loco
—No me juzgues, estoy enamorado —suspiró —yo pensé que lo había superado pero cuando lo vi... me di cuenta que mi corazón aún latía por él
—Hanbin...
—Él cometió errores, como todos los humanos, ustedes los ven como seres inferiores, pero también se equivocan al igual que nosotros, no por ser celestiales significa que somos perfectos —el rubio sólo lo escuchaba —él quería dejar de pensar en su ex-novio y creyó que lo mejor sería estar con alguien más, la gente es egoísta por naturaleza, hacen cosas sin ver las consecuencias y en como pueden afectar a los demás. Estaba dañado y me dañó, pero no por eso lo voy a odiar, uno también debe aprender a ver todas las perspectivas y el panorama general. La gente también sana, y lo que más me pareció tierno fue que se haya vuelto a poner el collar que le regalé, eso quiere decir que aún pensaba en mí
—¿Le diste un collar? —abrió los ojos como platos —Hanbin, sólo lo viste y volviste a recaer, no lo vuelvas a buscar, por favor, no sé qué te van a hacer si se enteran
—Sabes que no voy a cambiar de opinión —decía tranquilo—, no te preocupes por mí, sé lo que hago
—Definitivamente no lo sabes —sintió pena —quizás me arrepienta de esto de nuevo, pero si necesitas ayuda con algo avísame, yo te cubro —sonrió
—Gracias, Matt
—Tengo que hacer de cupido para que otro cupido sea feliz, ¡qué ironía! —mencionó haciendo reír al pelinegro
[❤️🩹]
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arrow shot ➳ haobin
Fiksi PenggemarHabía una sola regla en el templo para los cupidos: "Jamás enamorarse de un humano", pero Hanbin no la cumplió. • Contenido sensible • Leer bajo responsabilidad propia