En mis sueños...
Pude ver que cuando por fin terminé mi relación tóxica, quien me estaba esperando para tomarme la mano en ese bar eras tú... siempre habías sido tú...Si nos hubiéramos conocido mucho antes, quizás todo sería diferente...
...
Hanbin seguía abrazando el cuerpo de Hao, de pronto, notó el collar alrededor de su cuello, lo tomó suavemente sonriendo al ver que jamás se lo quitó.
—Sé que lo que voy a hacer es egoísta Hao... y si tu decisión era esto no debería, no puedo obligarte a seguir viviendo si no quieres... pero estaré perdido sin ti... ya no tengo a donde ir —secaba sus lágrimas tratando de respirar
Con todas sus fuerzas, lanzó el collar al suelo haciendo que se rompiera en pedazos grandes, de uno de ellos salió el pequeño pedazo del corazón de Hanbin, el que se había arrancado aquella vez.
Tomó aquel pequeño pedazo rojizo colocándolo frente al corazón de Hao, presionó fuertemente usando toda su magia para devolverlo a la vida.
Intentaba e intentaba pero no podía, sus poderes se estaban desgastando, aún así usó todo lo que pudo para que Hao volviera. Con ayuda de un pedazo de su propio corazón el suyo volvió a latir.
Sus ojos se abrieron lentamente, parecía un sueño. Con un poco de cansancio, Hanbin lo tomó entre sus brazos.
—¿Hanbin? —había vuelto a respirar, el pelinegro no paraba de agradecer y llorar —¿estoy en el cielo? —sonrió con felicidad
—No, mi amor... estás en la tierra... lo siento
—¿Por qué? —su sonrisa se borró al instante —¿no funcionaron bien las pastillas? —sonaba tan tranquilo al decirlo y eso le dolía mucho al pelinegro
—Funcionaron... pero te acabo de curar... yo... no quería que te vayas... no iba a soportarlo... perdóname...
El castaño lo miraba sin quitar la vista, su cara no tenía ninguna expresión, sin duda, le molestaba estar vivo.
—Yo... no podía más, Hanbin... lo siento
—Está bien, está bien, mi amor, yo lo entiendo
—No... pasaron cosas horribles desde que te fuiste, Hanbin... perdóname... no pude evitarlo
—¿Qué cosas?
—Me expulsaron del trabajo, me quedé sin dinero, no he comido en días y la señora me quiere desalojar de aquí si no pago mañana mismo...
—Hao...
—Pero eso no es todo... —trató de tomar aire antes de hablar —mi ex-novio vino con un amigo, no sé cómo entraron aquí... y... me empezaron a tocar y no sólo eso... ellos... ellos...
—Hao... ya pasó, ya pasó, son unos hijos de perra, van a pagar por lo que te hicieron
—Perdóname —lo abrazó con todas sus fuerzas, yo quería que tu fueras el único que me tocara... perdóname
—No es tu culpa, mi amor —tomó sus mejillas haciéndolo que lo vea a los ojos —nada de lo que te está pasando es tu culpa, nada, ¿okey? —le secó algunas lágrimas con su dedo —tú eres más fuerte de lo que crees, y juntos vamos a seguir adelante, ¿sí?, nadie volverá a hacerte daño mientras yo esté aquí, jamás
—Prométeme que jamás te volverás a ir, Hanbin, promételo —suplicó
—Te lo prometo, mi amor, nunca más me volveré a ir, a partir de ahora sólo seremos tú y yo...
...
H
ao logró levantarse de aquel suelo preguntándose como es que no se murió después de todo lo que tomó.
Hanbin le puso al día con las noticias del templo y su destierro, de cierta forma el castaño se puso feliz con aquello. El mayor terminó por pagar la renta de aquel mes del departamento pero le dijo a Hao para mudarse a otro lado, este aceptó sin duda.
Iban a empezar una vida juntos y mejor que la de antes, esta vez si sería estable.
Juntos habían conseguido un trabajo de medio tiempo en una juguería concurrida, después de eso podían dedicarse a sus propias cosas por la tarde.
Los poderes de Hanbin ya no estaban, pero por lo menos pudo arreglar la vida de Hao en toda una semana.
Comenzaron un emprendimiento de vender un poco de comida a algunos trabajadores cerca del establecimiento en el cual trabajaban. Toda la comida era hecha por Hao, y la gente que lo probaba le comentaban a otras personas acerca de la comida, de esa manera, la venta se hacía más conocida.
Tenían la esperanza de lograr abrir un restaurante pequeño y luego comprar locales más grandes.
A lo largo de los meses tuvieron una vida tranquila, sin problemas ni nada, Hao supuso que era la suerte de tener a su ángel a su lado. Sin embargo, de vez en cuando tenía decaídas y en cada ocasión se hacían más frecuentes.
—Hao... —interrumpió la serie que este estaba viendo —¿podemos hablar?
—Claro... ¿de qué?
—Quiero que continúes con el tratamiento, no creo que sea buena idea dejarlo a medias...
—No te preocupes por eso, estoy mejor sin ellas —sonreía
—Sabes que no es cierto... —tomó sus dos manos —escucha, estaba leyendo acerca de la psicoterapia, te puede ayudar mucho y te voy a acompañar si te incomoda ir sólo, estoy contigo en esto Hao, es por tu bien, y para que yo me pueda sentir mejor también... ¿lo harás por mí?
—Lo haré... por ti... y... por mí también —suspiró —el primer paso para comenzar esto es darse cuenta del problema, ¿no?
—Sí... —sonrió —claro que sí —se abalanzó a darle un abrazo —gracias, Hao, gracias por hacer eso, créeme que con esto estarás mucho mejor que antes
——Gracias por confiar mí y... por no dejarme ir —se acurrucó en su pecho
—Eso jamás
[❤️🩹]
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arrow shot ➳ haobin
Fiksi PenggemarHabía una sola regla en el templo para los cupidos: "Jamás enamorarse de un humano", pero Hanbin no la cumplió. • Contenido sensible • Leer bajo responsabilidad propia