Hao había prometido no volver a acompañar a Sunoo y Hanbin en sus salidas, pero su amigo era muy insistente y no podía negarse ante él.
Ese tarde estaban subiendo una colina para ver la vista de la ciudad desde arriba. Hanbin y Sunoo estaba caminando abrazados mientras Hao ya se había cansado, el aire se le agotó y el sudor no paraba de caer de su rostro. Pero no dijo nada por vergüenza.
Para su suerte, se detuvieron cuando ya llegaron a la cima y se empezaron a tomar algunas fotos. El castaño se colocó a un lado viendo la bonita vista, al menos había valido la pena todo su esfuerzo y cansancio.
Sunoo caminó un poco más allá acercándose a la sombre de un árbol para tomarse fotos. El pelinegro sólo lo observaba. Hao se arregló un poco el cabello, colocó su mano de vuelta en la baranda sintiendo la mano de Hanbin debajo de la suya, la había tocado accidentalmente, al percatarse de esto, la quitó rápidamente.
—Lo siento —dijo por lo bajo. El contrario de repente volteó a verlo quedándose en esa posición. El castaño no lo miró en ningún momento pero sentía su mirada fija encima de él
¿Porqué me sigue viendo?, ya le pedí perdón, ¿le incomodó mucho que lo tocara?, pero si fue de casualidad.
—¡Chicos! —el pelirosa se acercó a ellos con su celular en mano —hay que tomarnos una foto los tres
Sin motivo a respuesta levantó su móvil a punto de presionar el botón. Hao se acomodó de una manera en la que evite tocar el brazo de Hanbin, pero Sunoo lo empujó un poco para que todos cabieran en la imagen logrando que sus hombros choquen.
—¡Listo! —sonrió revisando la foto —qué lindo salí, ahora vamos por allá —caminó casi corriendo y su novio fue detrás de él
Hao suspiró pesadamente, esa iba a ser una de las muchas ocasiones donde se iba a sentir como la tercera rueda.
...
Una noche después de salir de trabajar, Sunoo lo invitó a un karaoke junto a Hanbin. Pensó que se iba a desestresar si aceptaba pero no, fue peor. Cada que se ponían cariñosos no podía mantener la mirada en ellos, tomaba su vaso de gaseosa mirando a otro lado para evitarlos.
El pelirosa permanecía cantando su canción favorita a todo pulmón mientras Hanbin lo observaba. Hao quien estaba al lado de este sólo podía sentirse más incómodo sin saber que hacer.
Mantenía su vaso en la mano desde hace un buen rato como manera de protección ya que no sabía que más hacer. Miró al pelinegro y pensó que debería decir algo para romper el silencio que lo consumía al tenerlo literalmente a su lado y no poderle decir nada.
—Me alegra que hayas encontrado alguien que te quiera —mencionó sin estar seguro de lo que decía —Sunoo es un chico muy lindo, amable y cariñoso, se preocupa mucho por los demás y me alegra que seas tú el que lo haga feliz —suspiró sintiendo un nudo en su garganta de repente —hacen una linda pareja...
Volteó a mirar al pelinegro pero este seguía mirando fijamente a Sunoo ignorando todo lo que acababa de decir.
Sólo hago el ridículo...
Quiso creer que no lo escuchó porque la canción estaba muy fuerte y Sunoo la cantaba a más no poder, así que trató de buscar su atención.
—Hanbin... —le tocó el brazo logrando que el contrario girara la mirada y se quedara así, sin quitar los ojos de él
—Qué —respondió tranquilamente dejando en claro que no había escuchado nada de lo que Hao dijo
—Eh... —trató de respirar hondo pero sólo logró que sus ojos se aguaran —nada... no es nada, olvídalo —volvió a beber un poco se su gaseosa
Hanbin seguía mirando a Hao extrañado, este giró la cabeza volviendo a mirar al pelinegro, tenía ahora su vista fija en él, y en un instante pareció que este estaba a punto de decirle algo, pero Sunoo lo llamó.
—Hanbin, ven, canta esta parte conmigo —decía con el micrófono esperando que el mencionado se acercara
El castaño se quedó en el sillón viendo lo felices que estaban, la sonrisa de los dos brillaban como nunca, eran el uno para el otro. Hao no pudo evitar sentirse triste y excluido, trataba de no llorar pero no pudo evitarlo, necesitaba escapar de ahí antes que Sunoo le empiece a hacer preguntas.
—Te toca a ti, Hao, ve a cantar —se sentó a su lado entregándole el micro
—Ah... lo siento pero no me siento muy bien, me acaba de dar un dolor de cabeza muy fuerte —se levantó —de todas formas gracias —salió del lugar lo más rápido que pudo
—Ay... —hizo un puchero —bueno, entonces canta tú —le dijo a su novio
—Claro que sí —tomó el micro —, pero te advierto que soy un buen cantante y muy probablemente vaya a tener más puntos que tú —bromeó y el pelirosa le siguió la corriente
...
El castaño llegó a su departamento tirándose a su cama en posición fetal comenzando a revisar su celular, vio todos los videos que Sunoo subió a sus historias en el karaoke junto a Hanbin. Sabía que ver esos videos le hacían daño, pero aún así los vio.
Poco después, empezó a ver algo que le haría aún más daño, y fueron las fotos antiguas de su instagram que había archivado, fotos con Hanbin, fotos en las que quería imaginarse una realidad en la que era feliz. Una realidad en la que se terminaba enamorando de él y eran felices por siempre.
Dolía tanto, tanto, tanto. Sentía una presión tan fuerte en el pecho que evitaba que respire bien. Las lágrimas salían disparadas de sus ojos por más que las intente frenar. Le dolía la indiferencia de Hanbin, le dolía tenerlo tan cerca y tan lejos a la vez.
Le dolía haber perdido a la mejor persona que pudo haber conocido en este maldito mundo de mierda.
Me odio...
[💔]
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arrow shot ➳ haobin
FanfictionHabía una sola regla en el templo para los cupidos: "Jamás enamorarse de un humano", pero Hanbin no la cumplió. • Contenido sensible • Leer bajo responsabilidad propia