arrow shot ➳ haobin

❥ 03

—¡Zhang Hao!

Hanbin observó a lo lejos como un chico más bajo se acercaba, ahora ya sabía su nombre, lo había escuchado claramente.

Zhang Hao

—¿Qué pasó, Taerae?

—Tu celular, casi te lo olvidas en el salón —le entregó el dispositivo

—Oh, gracias, no sé qué haría sin él

—De nada, Hao, nos vemos mañana, cuídate —se despidió regresando por donde vino

El pelinegro todavía no era visible, estaba guardando ese deseo para cuando sea el momento indicado. Se la pasó pensando que era lo que debía hacer para establecer una conversación casual con él y no parezca que lo estuvo acosando todo el tiempo.

—¡Ya sé! —dijo en voz alta sabiendo que nadie alrededor lo iba a escuchar

...

El timbre sonó, Hao frunció el ceño pensando en quien podría ser porque no estaba esperando a nadie.

Abrió la puerta encontrándose con un chico de unos centímetros más alto, de tez pálida, cabello totalmente oscuro, ojos brillantes y un leve rubor que se asomó por sus mejillas apenas lo vio.

—¿Sí? —preguntó el castaño confundido por verlo parado frente a su puerta

—Ah... ¿hola? —preguntó esperando que lo haya escuchado

—Hola, ¿pasó algo?

—Oh... —¡no puede ser, no puede ser, si me puede ver y oír! —le traje su pedido de pizza

—¿Pizza? —se congeló —disculpe, se debe haber confundido, yo no he pedido nada

—¿Usted no es Zhang Hao?

—S-sí, si soy pero...

—Esta pizza es para usted entonces —sonrió ampliamente

—¿Gra-gracias? —el castaño recibió la caja confundido, normalmente no aceptaría nada de extraños pero aquel chico le trasmitía confianza por alguna razón —estuvo a punto de cerrar la puerta pero de repente el contrario la detiene

—Me llamo Sung Hanbin —dijo aprovechando la oportunidad que tenía —hace poco me mudé en este edificio, vivo en el segundo piso, en el 204

—¿Ah sí?

—Sí, somos vecinos y también vamos a la misma academia de canto—contestó nervioso sabiendo que todo era mentira, no tenía un plan, todo lo que dijo fue lo primero que se le vino a la cabeza —quería saber si nosotros podemos ir juntos a la clase...

—Ah, claro, no hay problema —sonrió sin mostrar los dientes de manera amable —mañana puedo pasar por ti —volvió a intentar cerrar la puerta

—Está bien —asintió

—Nos vemos, ¿Hanbin?

—Sí —asintió rápidamente —nos vemos

Al cerrar la puerta, Hanbin escuchó como su corazón latía sin parar, sintió sus mejillas arder, estaban rojas, quizás eso era lo que sentían los humanos.

Bajó al segundo piso buscando la habitación 204, miró dentro por la ventana, estaba todo desordenado y lleno de polvo, como si no viviera nadie, con su mente logró que la puerta se abriera y así pudo ingresar para rehacer todo.

Con sólo chasquear los dedos puede crear, desaparecer o aparecer objetos, incluso poner su nombre en la lista de inquilinos del edificio. Eran algunos de los poderes especiales que tenían los cupidos.

Quería ver que hacía para poner su nombre en la lista de estudiante de las clases de canto, pero era mucho pensar, por ahora tenía que regresar al templo antes que su padre se diera cuenta.

...

Al llegar se percató a lo lejos que Eros estaba llamándole la atención a Gyuvin por haber llegado 9 minutos tarde. Hanbin para evitar que le digan algo, trató de rodear la zona.

—¿Dónde estabas?

—Ah, hola Ricky, te ves muy bien hoy, ¿qué te hiciste? —trataba de disimular

—Llegas 15 minutos tarde —se acercó lentamente a él —, ¿qué estabas haciendo?

El peliblanco era muy responsable con las normas establecidas en el templo, tenía muy bien vigilados a todos y para evitar que te note tendrías que evitarlo o pedirle a alguien que te cubra.

—Estaba flechando a las personas, ya sabes —rió con nerviosismo —es muy divertido ver como se enamoran

—Ya veo —miraba fijamente —trata de llegar más temprano —se alejó de él

Hanbin pudo suspirar aliviado después de eso. Pensó que le diría algo a su padre, pero quizás no lo hizo porque era la primera falta que había notado en él, si eran más sería regañado.

El pelinegro volvió a su cama para acostarse cómodamente y pensar como será el día de mañana con Hao, ya tenía varias cosas por las cuales empezar.

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