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3:33 a.m

Abrí la ducha dejando que el agua fría caiga sobre mis manos para el pegamento de la cinta salga más fácilmente y me la pueda quitar. Cuando por fin pude sacar una mano, logré quitar lo que sobraba de la cinta, me dolían mucho los brazos.

Con ayuda del agua limpié mi cuerpo de aquellos líquidos asquerosos. Comencé a llorar mientras veía como estos se deslizaban por mi piel hasta caer al suelo y desaparecer por el drenaje.

Por más agua que cayera sobre mí, seguía sintiéndome sucio, lamentablemente el agua no podía limpiar el interior de mi ser.

Me senté en el suelo de la ducha dejando la llave abierta, mi mente había vuelto a desaparecer de mi cuerpo, sentí que flotaba en medio de la nada. Como si ese cuerpo no fuera mío, como si yo no perteneciera a ese lugar. Como si sólo fuera una masa más.

Me abracé a mi mismo acostando mi cabeza en mis rodillas, aún recordaba la imagen vívida de lo que me acababan de hacer. Apenas cerraba mis ojos veía sus caras, sus sonrisas de satisfacción, sus voces desagradables, sus gemidos tan asquerosos. Quería borrarlo de mi mente, sólo me hacia más daño.

—Hanbin... te necesito —sollozaba —ya no puedo más... ya no soporto más...

Rascó su piel con el jabón hasta hacerse llagas, al pasar de los minutos volvía a jabonarse aunque ya le doliera la piel de hacerlo, no quería salir de la ducha hasta sentirse completamente limpio, pero eso no iba a pasar.

Se tardó más de una hora en salir del baño, cuando por fin lo hizo, tuvo miedo de salir, miedo de que estuvieran los dos en su habitación esperándolo. ¿Cómo se supone que iba a dormir?

Sacó todas las sábanas de su cama tirándolas a la basura, se negaba a lavarlas. No podía nisiquiera echarse en ese colchón, sentía asco.

Miró en su mesa de noche de repente, no podía creer lo que veía, eran los diez billetes de 100 dólares. Los había dejado ahí como pago por lo que hizo.

El castaño tragó en seco, a pesar de todo el dolor, al menos había recibido el pago prometido. Se sintió mejor al saber que había sido útil para algo

Trató de dormir para mañana en la mañana poder pagarle la renta señora a la señora del departamento. Sin embargo, no podía conciliar el sueño, daba vueltas y vueltas en la cama sintiendo el peso de aquel hombre encima suyo.

Se despertaba con cualquier mínimo ruido que escuchaba, con miedo de que hayan entrado de nuevo, tenía miedo hasta de cualquier sombra creada por su mente.

Esa noche no durmió.

...

7:12 a.m

—¿Sí? —la señora abrió la puerta un poco somnolienta

—Bu-buenas noches, digo, días, señora Lee, vengo a traerle el pago de la renta de este mes y del próximo por adelantado

—Ya veo, muchas gracias

—A usted —estaba preparado para irse hasta que la mujer lo detuvo

—Espera, espera

—¿Sí?

—¿De dónde sacaste estos billetes?

—De... de un trabajo que conseguí, ¿pasa algo?

—Son falsos

—¿Qué?

—Son falsos, Hao, ¿me quieres ver la cara de tonta? —se había enojado por tal acto

—No, no, se debe haber equivocado, es porque está en dólares, quizás...

—Soy cambista, Hao, ¿crees que no sé como se ve un dólar? —se escucha muy enojada

—No quise decir

—Estoy tan decepcionada, me esperaba esto de cualquiera menos de ti, jamás pensé que quisieras engañarme de esta manera

—Le juro que no es lo que parece, yo pensé que eran reales, me deben haber engañado, se lo juro —suplicó

—Ya es tarde para tus lloros, lo siento Hao, ya tuve suficiente

—Señora...

—No puedo darte otra oportunidad, ya no más, así que te daré plazo para que encuentres otro lugar donde vivir, ya no te puedo seguir aceptando en mi vivienda después de lo que quisiste hacer

La mujer cerró la puerta antes de que Hao pudiera decir algo, su alma estaba hecha pedazos. Regresó a su departamento con un dolor enorme en el pecho. Sentía hincones en la cabeza, por más ganas de llorar que tenía, no salía no una lágrima de él.

—¿Ahora qué voy a hacer? —soltó de manera desgarradora sentándose en el suelo

Trató de pensar sin poder llegar a nada. Su mente estaba llena de cosas, sólo quería dormir.

Fue directo a su cajón sacando unas dos pastillas para dormir, literalmente estas ahora eran como su única comida.

Esperó un momento hasta que le hicieron efecto, se acostó suavemente en su cama cerrando los ojos otra vez.

Por suerte, esos medicamentos evitaba que sueñe con algo y no se iba a despertar con nada a menos que pase el efecto. Era lo que más necesitaba en ese momento.

Dejar de pensar.

[💔]

arrow shot ➳ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora