❥ 22

230 42 10
                                    

Cuando sus labios rozaron los míos, sentí como si la llama intensa de mi corazón se desvaneciera, haciendo que este bombée con una calidez abrasadora.

Mis recuerdos regresaron a mí.

Lo vi llorando con esa expresión triste, como la primera vez que lo conocí.

Hao...

Gracias.

Gracias por besarme.

Me salvaste.

—¿Hanbin?

Levanté mi mirada y ahí estaba Sunoo, ¿qué se supone que hacen los humanos cuando pasan este tipo de cosas?

—Sunoo... —se levantó rápidamente caminando hacia él —no es lo que piensas...

Eso es lo que siempre dicen, lo vi en las series que ellos ven.

—¿Entonces qué es? —sus lágrimas se derramaban —¿sólo estabas jugando conmigo?

—No, no, no es así —trató de acercase a él —escúchame

—No quiero más tus mentiras, ¿por eso te inventaste lo del trabajo nocturno?, ¿para ir a ver a tu amante?

—¿Mi qué? —frunció el ceño —no, claro que no, si te lo explico no vas a entender

—Lo que si entiendo es que eres un maldito perro infiel —levantó su brazo para darle una cachetada pero Hanbin lo detuvo en el aire cubriéndole los ojos con la otra mano

—No es a mí a quien buscas —le borró parte de la memoria en la que estuvieron juntos y lo flechó con un chico que caminaba desprevenido hacia ellos —es a él —señaló destapándole los ojos

El pelirosa caminó en dirección hacia el mencionado sintiendo una chispa de emoción, este se acercó a él sonriente como si ya se conocieran.

—Hola, ¿conoces este lugar? —le mostró el mapa de su celular —acabo de llegar a la capital y no conozco muy bien la zona

—Oh, justo yo vivo ahí —sonrió —te acompaño

—Muchas gracias, soy Sunghoon —le extendió la mano

—Sunoo —aceptó la mano quedándose viendo por unos segundos sintiendo conexión al instante

Hanbin al verlos sonrió con alegría. De inmediato giró su mirada hacia Hao, quien se había quedado dormido en medio de la vereda. Se acercó hacia él y lo cargó entre sus brazos.

—Vamos a casa —susurró extendiendo sus alas volando en dirección a su departamento

Al llegar, se teletransportó dentro de su habitación donde lo acostó en la cama delicadamente. Era hora de volver al templo, pero no podía dejarlo así. Y como siempre, tenía una fuerte afición a incumplir las reglas por amor.

Por eso, se quedó con él abrazándolo fuertemente para no soltarlo jamás. No quería perderlo de nuevo.

...

arrow shot ➳ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora