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El castaño estando sobre el regazo de Hanbin, se acercó a besarlo mientras frotaba su entrepierna suavemente con la del contrario. Sus movimientos eran circulares y esa sensación hacía sentir raro al pelinegro, era algo nuevo para él, no sabía como reaccionar. Simplemente se dejaba guiar.

Hao le alzó la camiseta sacándosela lentamente, comenzó a deslizar su lengua desde el cuello hasta su abdomen con suavidad logrando que su novio se estremeciera con cada toque. Tocaba y apretaba sus pectorales provocándolo, depositando besos por doquier hasta llegar a la zona que tanto deseaba.

Acarició aquel miembro por encima de la ropa mirando de reojo al pelinegro quien permanecía con una mirada asustada y curiosa a la vez por lo que Hao iba a hacer. Este desabrochó el pantalón bajándolo junto a su ropa interior hasta tomar entre sus manos su pene, el que empezó a llenar de saliva.

Hanbin observó como el contrario se lo metió en la boca, lo más adentro que pudo, no entendió porqué lo hizo, y si es que eso hacían todos los humanos cuando estaban solos con sus parejas, pero le estaba gustando mucho, tanto que le hacía perder la cordura.

Cerró los ojos dejándose llevar por la boca de Hao. Movía su lengua de arriba a abajo dando pequeños toques en la punta hasta volver a colocar todo en su boca logrando que el pelinegro arqueara su espalda. Los jadeos comenzaron a salir de él.

Cuando el castaño observó que el miembro del contrario ya estaba erecto, se quitó toda la ropa volviendo a apoyarse sobre el regazo del pelinegro. Lo tomó de las manos pidiéndole que se siente, este hizo caso quedando a milímetros de él.

—¿Alguna vez has masturbado a alguien? —preguntó mientras tomaba su mano derecha

—N-no... —negó tímidamente

—Hoy vas a aprender —mencionó mientras tomaba el dedo medio y anular del contrario empezando a chuparlos dejándolo desconcertado. De repente se acercó al cajón de la mesa de noche sacando un pequeño tubo, el cual abrió colocándose aquel gel entre los dedos —esto es lubricante, ¿sabes para que sirve?

—N-no... ¿para qué? —miraba extrañado

—Para que no duela cuando entre —susurró cerca del oído de Hanbin con una sonrisa en su rostro, comenzando a poner el lubricante sobre los dedos de este

El pelinegro seguía sin entender a lo que se refería, sólo observaba como Hao empapaba sus dedos con aquella cosa que acababa de conocer.

—Muy bien —dijo —, ahora vas a aprender a masturbar a un chico —rió —básicamente a mí porque tu no vas a estar con otro chico —mordió su labio inferior con suavidad

El castaño dirigió los dedos lubricados de su novio hacia su entrada, ingresó el del medio primero soltando un pequeño jadeo.

—Mételo —apoyó sus manos en los hombros del pelinegro esperando a que continúe

—¿Así? —lo deslizó más al fondo escuchando un gemido de placer como respuesta

—Mierda... que lindos dedos tienes... —apretó la piel de Hanbin —sigue...

Poco después le pidió que introduzca el otro, y este hizo caso. Hao sentía que se iba a volver loco, sus dedos largos lo hacia estremecer al punto de sentir que se iba a correr ahí mismo. Al pelinegro parecía gustarle ver al castaño de esa manera así que prosiguió a jugar con él.

Aún con sus dedos dentro de él, los movió separándolos en tijera logrando chocar con sus paredes, no sabía que se podían estirar de tal manera.

El castaño tomó el miembro de su novio con una de sus manos acariciándolo de arriba a abajo.

arrow shot ➳ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora