𝐋𝐎𝐎𝐊 𝐀𝐓 𝐌𝐄 ||
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El Gobernador ataco la prisión, se perdieron vidas, pero también se hicieron nuevos amigos que finalmente se convertiran en su familia...
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° • ° CAPITULO 089 ° • °
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Cuatro años y siete meses desde la muerte de Rick Grimes.
—¿Ya ves porque no quería hijos?—Cuestione, mientras Brooke se acercaba con Ivy, que estaba haciendo berrinche.
—Si, ya veo—Brooke dejo escapar un suspiro.
La pequeña tenía poco menos de un año, pero ya había aprendido muchas cosas.
—¿Pueden cuidarla?—Pregunto, poniendo cara de perrito abandonado.
—Oh, no, no, no—Tara negó varias veces con la cabeza—Podremos querer mucho a Ivy, pero es la tarde más tranquila que hemos tenido en semanas. Quiero disfrutarla.
—Bueno, lo entiendo. Ahora si me disculpan…¡Enid!—Chillo, alejándose hacia la castaña.
Tara y yo caminamos hacia la mansión de Hilltop, al menos, hasta que Reid nos detuvo.
—Hay…alguien…afuera…las necesitan—Dijo, recuperando el aire luego de correr.
Frunci el ceño, y mire a Tara. Hace años que nadie nuevo llegaba a Hilltop, y hace bastante más que dejamos de buscar por nuevas personas.
Fuimos lo más rápido que pudimos hasta las puertas de Hilltop, donde Jesús nos esperaba.
—¿Saben quien es?
—Se llama Alice, trae a un niño pequeño.
Seguimos avanzando hasta que alcanzamos a ver a Alice.
—No—Me detuve—Ella no…se supone que estas muerta.
—Hola, Nessa.
—✿︎꧁ 🧟 ꧂✿︎—
Cerré la puerta detrás de mi, apoyándome en ella para poder respirar. Aunque no estaba funcionando.
Mi pasado estaba visitandome en el presente.
—¿Nessa?—La voz de Tara se escucho amortiguada por la puerta—¿Estas bien? ¿Que pasa?
—Un momento, ya voy.
Alice McGraw. Nuestra vecina en la granja.
Cuando el fin del mundo comenzó, ella era la única que estaba en casa, mientras sus hermanos y sobrinos estaban de viaje. No hablamos mucho en ese tiempo, al menos hasta que el grupo llegó a la granja. Ella empezó a pasar más tiempo allí, porque era más seguro.
Al menos, hasta el día en que esa gigantesca horda llegó. Alice estaba en su casa, y cuando Rick nos ordeno que saliéramos de allí nadie pensó en ella. Beth y yo logramos salir juntas, y apenas subimos al auto, escuchamos sus gritos de auxilio. No nos detuvimos, no podíamos y los caminantes estaban a punto de alcanzarla. Estaba prácticamente muerta.
