—¡Lux! — me sobresalté al escuchar a Elliot a mi lado.
—Joder, que susto — murmuré con una mano en mi pecho, percatándome de la velocidad de mi corazón —. Nunca debería haberte dado esas llaves.
—Son de gran utilidad — sonrió, jugando con ellas entre sus dedos.
Su mirada castaña se posó en mi ordenador apagado pero con la pantalla aún abierta, y eso hizo que alzara una de sus cejas pelirrojas con un gesto de curiosidad. Pronto, me di cuenta de que se había arreglado demasiado para una visita casual, por lo que decidí imitar su acción y lo escudriñé detenidamente. Mis ojos recorrieron su camiseta blanca y sus pantalones azules oscuros con un detenimiento inquisitivo, notando cada detalle de su atuendo.
—¿Qué haces aquí, Elliot? — pregunté con el ceño algo fruncido por la curiosidad.
Él se encogió de hombros, sus ojos chispeaban con diversión.
—Solo pensé en pasar a saludar, ya sabes, ver cómo va la vida de la gran escritora. Ver si tenías algo emocionante en proceso. Ya sabes, como un adelanto exclusivo para tu mejor amigo — soltó una risa.
—Ya sabes que no puedo mostrar nada hasta que esté listo — respondí con un toque de misterio.
Mi amigo soltó un suspiro dramático y se dejó caer en el sofá.
—Bueno, ¿por qué estás tan elegante hoy? ¿Tienes alguna cita importante o algo así?
Elliot se acomodó en el sofá, ajustándose su camiseta blanca.
—Oh, nada importante, solo un evento. Ni siquiera sé de qué se trata, solo sé que mi mejor amiga es la protagonista y no tiene intención de presentarse — explicó con una falta de emoción en su voz.
—¿Te autoinvitaste? — pregunté, acomodándome en el reposabrazos del sofá.
—Lux. Hay barra libre — elevó una ceja, tratando de hacer que pareciera aún más tentador—. Y también hay DJs, además de ser una de esas fiestas en las que te pintan con colores fluorescentes que solo brillan con la luz de allí.
Una risa se escapó de mis labios ante la descripción de Elliot. Siempre tenía esa forma peculiar de encontrar diversión en cualquier situación.
—Bueno, no puedo culparte por eso. Suena como una fiesta increíble — respondí, imaginándome la escena de colores y luces brillantes.
—Exacto. Entonces, ¿vamos? — preguntó con una mirada traviesa.
—No — sentencié con firmeza —. Te recuerdo que soy la persona más asocial del mundo. Y la idea de estar en un evento centrado en mi libro, siendo el centro de atención de todos, me provoca ansiedad solo de pensarlo.
Él dejó escapar un suspiro exagerado y me miró con una expresión de fingida decepción.
—Lux, a veces necesitas desconectar y disfrutar de la vida fuera de las letras y las palabras. Las mejores historias a menudo provienen de las experiencias de la vida real — dijo con una expresión persuasiva.
—Hago suficiente vida social, Elliot — me crucé de brazos, sintiendo la necesidad de defender mi posición —. Por si no lo recuerdas, tenemos un grupo de amigos en común con los que salimos.
Elliot se encogió de hombros, manteniendo su expresión de persuasión con una sutil sonrisa en sus labios.
—Sí, pero tus salidas sociales suelen ser más bien tertulias literarias o charlas sobre tramas y personajes — respondió, como si estuviera señalando un hecho innegable —. ¿Qué mejor ocasión de salir que tu propio evento? A la gente le encantará escucharte, preguntarte cosas... Te encanta hablar de ello.
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Mi Presa
Teen FictionLux, una escritora de thrillers, ve su creación, el aterrador asesino Ossian Darkbourn, cobrar vida. Obsesionado con ella, Ossian se convierte en su peor pesadilla. Lux debe enfrentarse a su propia invención en un emocionante juego de ingenio y supe...