Capítulo 3

1K 102 5
                                    

Dedicado a InsanityGirl07

Nos dirigimos hacia el pasillo de los baños, alejándonos de la multitud, aunque la música continuaba retumbando en el ambiente con la misma intensidad y molestia. Elliot me observó en completo silencio, sin interrumpir mi momento de enfado, y caminamos juntos en un incómodo silencio.

Finalmente, cuando llegamos a un lugar más tranquilo y privado, me apoyé en la pared y suspiré, cruzándome de brazos en un intento de recuperar la tranquilidad que se había visto perturbada por la ira. Elliot, todavía en silencio, se mantuvo a mi lado, dejándome espacio para procesar mis emociones.

Pasaron algunos minutos antes de que finalmente me calmara lo suficiente como para hablar. La rabia que había sentido al ver mis libros destruidos y la falta de respeto de esas personas todavía se reflejaba en mis ojos, pero al menos podía expresar mis pensamientos con algo de serenidad.

—¿Estás bien? — preguntó Elliot preocupado, su mirada reflejando su inquietud.

—No mucho — bufé, con molestia, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza —. Me quiero ir a casa. Este evento es una mierda — mi voz se entrecortó por la situación, y estuve a nada de derramar un par de lágrimas, pero me contuve, apretando los puños con fuerza para mantenerme firme.

Aquella mañana había sido maravillosa, compartiendo datos de mis libros, hablando de otras novelas ajenas a mí y firmando algunos ejemplares. Los ojos brillantes de los lectores ávidos de historias me habían llenado de alegría, y sentía que todo el esfuerzo y la pasión que había invertido en mis libros habían valido la pena.

Pero ahora, en aquella horrible fiesta, habían destruido mi trabajo solo por diversión. Las páginas arrancadas y manchadas, las portadas pintadas y los ejemplares destrozados yacían en el suelo como un testimonio de la falta de respeto de aquellas personas. Habían arrebatado a los amantes de la lectura la oportunidad de conocer mi obra y habían arruinado lo que podría haber sido una experiencia mágica para los verdaderos apasionados de los libros. El contraste entre la hermosa mañana y la noche de destrucción era lamentable, y sentía una profunda tristeza y frustración por lo que había ocurrido.

—¿Qué te parece si vamos a casa y vemos uno de esos shows mediocres de amor? — movió las cejas un par de veces, tratando de sacarme una sonrisa, pero al ver que no me reía por sus caras juguetonas, hizo una mueca de disgusto —. Lo siento mucho, Lux. Tenías razón, no deberíamos haber venido. Quería que lo pasaras bien, y estaba seguro de que le haría mucha ilusión a tus fans pasar tiempo contigo y que a ti te hubiera gustado. No esperaba que pasara esto... — se disculpó sinceramente, su mirada reflejando su pesar, lo que me hizo sonreír.

—No es tu culpa. La sociedad es una mierda y siempre van a ir a peor, es mejor no esperar nada de ellos ni que ellos esperen nada de ti.

—Pero tenemos a nuestro grupito. No podemos prometerte el mundo, pero sí que estaremos para ti en lo que sea — me abrazó con fuerza, sus palabras cargadas de lealtad y apoyo —. Tampoco podemos evitar defraudarte como me ha pasado a mí hoy con el evento, esperaba una cosa y ha surgido otra, pero todavía podemos irnos y disfrutar a nuestra manera — se separó, haciéndome sonreír por fin y asentir.

—Me parece bien tu cena casera y ver algún show en la tele — acepté, haciéndolo suspirar más tranquilo —. Igualmente, me debes seis libros, tres tartas de oreo y dos semanas sin obligarme a salir — le recordé, haciendo que asintiera.

—Lo que quiera la princesa, el servicio se lo da  — bromeó, haciendo una reverencia exagerada antes de ofrecerme su brazo. Su sentido del humor y la complicidad entre nosotros eran un consuelo en medio de la decepción de la fiesta, y acepté su ofrecimiento con una sonrisa agradecida.

Mi PresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora