—¿Por qué no empiezas por lo más importante? — sugerí, intentando darle un punto de partida, aunque en realidad, cada palabra suya me llenaba de más inquietud.
—Lo más importante... — repitió, girando el vaso en su mano, haciendo que el hielo se moviera de nuevo. Sus ojos se desviaron hacia el contenido del vaso por un momento antes de volver a posarse en mí —. Supongo que lo más importante es tu traición — la palabra salió de sus labios con un veneno palpable.
—Yo... — comencé a decir, pero él levantó una mano para silenciarme.
—Te di oportunidades, te di advertencias. Pero decidiste ignorarme, decidiste desafiarme — su mirada se endureció —. ¿Y para qué? Para terminar en manos de una copia barata mía — tomó otro sorbo de whisky, como si la bebida pudiera calmar su ira. Intenté mantener mi postura firme, pero la frialdad de su voz me hizo estremecer —. Ah, pero aquí estamos, ¿no? — replicó con una sonrisa amarga —. Te has metido en un juego del que no puedes escapar, y ahora necesitas mi ayuda — se inclinó hacia adelante, sus ojos fijándose en los míos con una intensidad casi abrumadora —. Así que dime, ¿por qué debería ayudarte después de todo lo que has hecho?
Tomé un profundo aliento, sintiendo el peso de la situación aplastarme.
No había ninguna razón lógica para que me ayudara.
—No tienes que hacerlo — admití, evitando discutir cuando no había ninguna razón para que él me ayudara —. Te hice la vida imposible. Te he desafiado y mentido cada vez que podía... No hay ningún motivo para ayudarme y comprendería que no quisieras. Nunca podré compensar todo lo que he hecho.
Ossian levantó una ceja, intrigado por mi sinceridad.
—Puedes — intervino con una frialdad cortante —. Pero solo lo compensarías con tu propia muerte.
Sentí que el aire se me escapaba de los pulmones. La crudeza de sus palabras era como una bofetada. Bajé la mirada, incapaz de sostener su mirada cualquier segundo más.
—Lo sé — murmuré, la voz apenas un susurro —. Pero si eso es lo que tiene que pasar para proteger a los que me importan, entonces lo acepto.
Un destello de sorpresa cruzó su rostro antes de ser reemplazado por una expresión de calculada indiferencia.
—Interesante — murmuró, sus dedos jugueteando con el borde del vaso de whisky —. Parece que no solo te preocupas por ti misma.
El silencio que siguió fue denso y cargado de tensión. Sentí como si todo el bar estuviera conteniendo el aliento, esperando el desenlace de nuestra conversación. Ossian se recostó en su silla, observándome con una mezcla de curiosidad y desprecio.
—Tienes una oportunidad, pero no por compasión. Lo haré porque Asher me está retando. Pero no te equivoques — se inclinó aún más cerca, sus ojos perforando los míos—. Esto no es un acto de bondad. Es un trato. Y cuando todo esto termine, seguirás compensándome.
Asentí, consciente de que no tenía otra opción. La oscuridad en sus ojos me advertía que este era un camino sin retorno, pero no podía detenerme ahora.
Ossian se recostó en su silla, su expresión volviendo a la indiferencia calculada.
—Bien — dijo, terminando su whisky de un trago —. Ahora escúchame bien. Hay una cosa que no sabes... — levantó la mano para llamar al camarero, pidiendo otro whisky —. ¿Te acuerdas del día que intentaste dispararme a la cabeza y se atascó el gatillo?
Asentí, recordando cuando me encerró con Connor en aquella habitación. La adrenalina, el miedo y la desesperación de ese momento regresaron a mi mente como una tormenta de emociones.
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Mi Presa
Teen FictionLux, una escritora de thrillers, ve su creación, el aterrador asesino Ossian Darkbourn, cobrar vida. Obsesionado con ella, Ossian se convierte en su peor pesadilla. Lux debe enfrentarse a su propia invención en un emocionante juego de ingenio y supe...