Capítulo 51

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—¿Y si hacemos un trato? — dije, tratando de mantener mi voz firme y sin mostrar el miedo que sentía. Sabía que negociar con él era casi imposible, pero tenía que intentarlo. Cualquier distracción, cualquier cosa para ganar tiempo.

—Oh, pero estoy disfrutando tanto... — respondió, su sonrisa torcida reflejando su retorcida diversión —. Y además, tú eres el único desafío interesante que he encontrado en mucho tiempo.

Mientras hablaba, mi mente seguía trabajando frenéticamente. Mis ojos recorrieron el entorno, buscando algo, cualquier cosa que pudiera usar. El fuego seguía ardiendo ferozmente a nuestro alrededor, su calor era sofocante y la luz vacilante creaba sombras inquietantes.

—¿Qué pasa, Parsons? ¿Estás buscando una salida? — Asher se burló, avanzando un paso más hacia mí —. No hay ninguna. Estás atrapada conmigo.

Retrocedí un paso, pero mantuve la mirada fija en la suya. Si podía mantenerlo hablando, tal vez encontraría una oportunidad.

—¿Y qué hay de Ossian? — pregunté, tratando de mantener su atención en la conversación —. ¿No crees que vendrá a buscarme? ¿Cómo te desharás de él?

Asher se rió de nuevo, su risa era un sonido hueco y cruel.

—Ossian es un cazador, pero también es un egoísta. Si viene, no será por ti, sino porque quiere enfrentarse a mí — dijo, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y anticipación —. Y cuando lo haga, lo mataré con tu ayuda. Y después, disfrutaré viendo cómo te retuerces de dolor.

Asher estaba disfrutando de mi miedo, cada segundo que pasaba parecía deleitarlo más.

—¿Sabes? Siempre pensé que serías más divertida de cazar — dijo, moviendo la navaja cerca de mi cara, casi acariciando mi piel con la hoja —. Pero esto... esto está resultando ser bastante decepcionante.

En un momento de descuido por su parte, intenté arrebatarle la navaja. Me lancé hacia él con toda mi fuerza, utilizando el impulso para derribarlo. Asher cayó hacia atrás, impactando contra el suelo con un gruñido de dolor.

Ambos comenzamos a forcejear mientras me mantenía a horcajadas sobre él. Intentaba desviar su atención hacia la navaja, que sosteníamos con manos temblorosas y sudorosas, mientras mi otra mano buscaba con desesperación el arma que él llevaba en la cintura. Cada movimiento era una lucha por el control, y cada segundo se sentía como una eternidad.

—¿Crees que puedes matarme, Parsons? — preguntó Asher con una risa que, aunque aún presente, era más débil y menos segura que antes.

—¿Sabes cuál es la parte favorita de una escritora? — respondí, mi voz firme mientras mi mirada se clavaba en la suya con una intensidad que esperaba pudiera disuadirlo —. Matar a sus personajes.

Por mucho que me esforzara por quitarle el arma o la navaja, lo único que conseguía de su parte era que se riera con diversión por mis inútiles intentos. Asher se deleitaba con mi frustración, su risa resonaba en el bosque, haciéndome sentir impotente y vulnerable. Cada vez que mis manos se acercaban a su cinturón o a la navaja, él se movía con una rapidez y destreza que me hacía sentir como si estuviera jugando conmigo, disfrutando de cada momento de mi desesperación.

Finalmente, su paciencia se agotó. Con un movimiento rápido y preciso, posó la navaja en mi garganta, la hoja fría y afilada presionaba contra mi piel. El contacto me obligó a detenerme al instante, mi cuerpo se quedó rígido, el miedo recorriéndome como un escalofrío helado.

—Creo que esta vez será el personaje quien mate a su creador — dijo Asher, su voz era un susurro cargado de malicia y triunfo. Su rostro se acercó al mío lentamente, su aliento caliente chocaba contra mi piel mientras una sonrisa de mofa se dibujaba en sus labios.

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