Capítulo 35

561 61 5
                                    

Ossian se detuvo a pocos pasos de Asher, manteniendo una distancia que dejaba claro que no tenía intención de retroceder. Sus ojos azules brillaban con una chispa de peligro, como si estuvieran cargados de electricidad.

—Veo que te he dejado un buen recuerdo en la boca — continuó Ossian con una voz tranquila pero cargada de una amenaza latente —. ¿Quién te crees que eres para hablar de mí a mis espaldas?

Asher apretó los puños, su mandíbula tensa mientras luchaba por mantener la compostura frente a Ossian.

—Tan solo hablaba con la señorita Parsons sobre su libro — respondió Asher, su tono desafiante pero con un deje de precaución.

Ossian, con su presencia imponente, dio un paso más hacia adelante, como un depredador acechando a su presa. La tensión en el aire era palpable, una carga eléctrica que parecía a punto de estallar en cualquier momento.

—Con que hablabas de mi libro — dijo Ossian pensativo, su voz llena de un peligro calculado que hacía que Asher comenzara a retroceder involuntariamente —. ¿Entonces por qué negar que hablabais de mí? ¿Tal vez tienes miedo de que sea igual que ese personaje ficticio? — su sonrisa se ensanchó, disfrutando del desconcierto de su oponente.

—No me hagas reír, Darkbourn. No te tendría miedo ni aunque fueras el peor monstruo de la tierra — contraatacó con valentía, desafiando la sombra que se cernía sobre él —. Además, si fueras un asesino, serías muy lamentable y te pillarían a la mínima. Con el tiempo, a las personas falsas se les caen las máscaras — se quitó la suya, siendo la primera vez que ambos estaban cara a cara.

—En eso te voy a dar la razón — respondió Ossian con una calma peligrosa, su voz resonando como el eco de la oscuridad —. A mi corta edad, la vida no ha parado de enseñarme que no debo creer en promesas, tampoco planear un futuro con alguien y, lo más importante, no creer en las palabras de alguien insignificante.

—¿Crees que soy insignificante? — Asher no pudo evitar sonreír ante el comentario de Ossian, sorprendido por la reacción del hombre que tenía frente a él. La sonrisa de Asher era un reflejo de su confianza, una chispa de desafío en sus ojos mientras se enfrentaba al autoritario Ossian.

Ossian, por su parte, mantuvo su expresión imperturbable, aunque en sus ojos se percibió un destello de desdén.

—El que te des por aludido por mi comentario es problema tuyo, no mío — respondió Ossian encogiéndose de hombros, quitándole importancia al asunto con un gesto despectivo —. No he mencionado nombres, después de todo.

La atmósfera se volvió aún más tensa, como si el aire mismo se hubiera vuelto denso con la hostilidad entre ambos hombres. Las palabras se convirtieron en armas afiladas, lanzadas con precisión en este juego peligroso de poder y orgullo.

Asher se acercó con una falsa deferencia, pero su mirada desafiante no se desvaneció.

—Asegúrate de no subestimar a aquellos que parecen insignificantes — su voz era un susurro amenazador, una advertencia velada que resonaba en la habitación como un eco ominoso.

El silencio que siguió fue tenso, cargado con la electricidad de dos personalidades poderosas chocando en un conflicto silencioso. Cada uno de ellos era un enigma para el otro, dos hombres cuyos destinos se habían entrelazado en un juego mortal de engaños y traiciones.

Finalmente, Asher dio un paso hacia atrás, rompiendo el enfrentamiento visual y girándose hacia la puerta, su gesto indicando que estaba a punto de retirarse de la confrontación. Pero antes de que pudiera dar otro paso, las palabras de Ossian lo detuvieron en seco.

—Y en caso de ser el personaje de mi libro... — la voz de Ossian era como el frío acero, cortante y peligroso —. Recuerda que vine a este mundo cubierto de sangre y no me importa irme de la misma manera. A nadie le importó hacernos mierda a mi madre y a mí, y a mi no me importa cobrarme cada lágrima que nos causaron.

Mi PresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora