Capítulo 8

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Sus pasos resonaban detrás de mí, y aunque no necesitaba mirar para confirmar su presencia, la incómoda sensación de saber que Ossian me seguía persistía. No pude evitar percibir la estúpida sonrisa de diversión que se aferraba a su rostro desde que salimos de la comisaría. Aunque las autoridades nos prometieron encontrar al asesino acosador, la realidad era que Ossian, estaba siguiéndome hasta la casa de Elliot.

El ambiente estaba cargado de tensión. La noche se cernía sobre nosotros como un manto oscuro, y las luces de la calle titilaban de manera intermitente, creando sombras que parecían moverse por sí mismas.

—¿Por qué llamaste a la policía? — rompió el silencio con su pregunta, su voz seria resonando a mis espaldas como un eco inquietante.

Opté por ignorarlo, como si sus palabras no hubieran tenido ningún impacto en mí. Saqué los auriculares y me sumergí en la música, elevando el volumen al máximo que mi móvil permitía. Cada paso que daba resonaba en mis oídos, y mi corazón latía con una velocidad alarmante. La preocupación por el bienestar de Elliot me impulsaba hacia adelante, impulsándome a llegar cuanto antes a su casa.

A pesar de la música retumbando en mis oídos, podía sentir la mirada de Ossian clavada en mi espalda.

Me detuve frente a un paso de peatones, pero en lugar de quedarme en el borde, me aseguré de tomar una distancia segura. Tenía la sensación de que, en cualquier momento, Ossian podría tener la tentación de empujarme hacia los coches. Sin embargo, se detuvo a mi lado, manteniendo las manos metidas en los bolsillos de su larga cazadora, la única prenda que conservaba después de su violento encuentro con mis vecinos. No obstante, seguía vistiendo demasiado bien para no tener dinero, creándome la duda de cómo conseguía la ropa.

El semáforo cambió a verde, y con precaución comencé a andar al lado de Ossian mientras cruzábamos la calle. Él guiaba nuestros pasos, y su expresión indicaba que había descubierto dónde vivía Elliot y que algo le había sucedido.

Al llegar, me quité los cascos, saqué las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta, llamando la atención de Ossian. Intentó entrar, pero actué rápidamente cerrándole la puerta en la cara. En mi rostro, forjé una sonrisa falsa mientras lo hacía, observando cómo su expresión tranquila cambiaba a una de cabreo absoluto. Sus labios se movieron por un instante, probablemente insultándome, pero la puerta cerrada me aislaba de cualquier sonido que pudiera provenir de él.

Le di la espalda y caminé hasta el ascensor, decidiendo evitar las escaleras que llevaban al octavo piso. A través de la distancia, noté la mirada seria de Ossian fija en mí mientras movía los labios, intercambiando algunas palabras con alguien. En el pasillo, esperé frente al ascensor, observando cómo Ossian seguía mirándome con intensidad al otro lado de la puerta. Pude notar que hablaba, aunque no podía escuchar las palabras exactas. La incertidumbre se apoderó de mí mientras esperaba. De repente, la puerta del portal se abrió con un suave sonido metálico. Mientras entraba con paso firme, escuché cómo alguien colgaba el telefonillo.

—Nunca había experimentado tener tantas ganas de matar a alguien — bufó Ossian con desprecio, metiéndose en el ascensor cuando se abrieron las puertas.

—Porque las personas que están a tu lado no duran ni una tarde contigo — murmuré mientras las puertas del ascensor se cerraban, haciendo que Ossian me mirara de reojo.

—Las chicas de ayer están más que satisfechas y vivas — respondió, volviendo a centrar su mirada al frente.

—Porque solo son tu cuartada de mierda — espeté con total desprecio.

—Tu limitada perspicacia no hace más que subestimarme — arqueó una ceja, esbozando una sonrisa llena de arrogancia.

Salimos del ascensor en completo silencio, y al llegar al pasillo, me encontré con la sorpresa de ver a Elliot apoyado en el marco de su puerta, esperándonos. Sus ojos oscuros estaban fijos en Ossian, y pude notar en su expresión cierto nerviosismo y tensión, algo que me resultó extraño, ya que no había avisado que vendríamos a estas horas y mucho menos en compañía de Ossian.

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