41 La ida de Sasuke parte 2

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Mina se encontraba frente a frente con un enemigo de pelo oscuro y sus ojos iguales, parecía un ser tranquilo e inofensivo, estaba calmado, tal vez confiado, al no estar con una posición de pelea, estaba parado como si le estuviera hablando a un amigo, y aunque no hubiera una expresión como tal en su rostro parecía como si estuviera viendo a un amigo que hace mucho no veía.

De la nada Mina vio un ligero tic en la mano izquierda de su contrincante, y unos segundos después una roca la golpeó por detrás, pero cuando volteo no había nadie y una rama la golpeó desde el lado donde no veía. Así Mina lucho con objetos que volaban hacía ella durante unos minutos, no entendía lo que pasaba, pero sabía algo, la culpa lo tenía el chico de pelo negro.

Entonces en un segundo Mina amenazó al chico con un kunai en la garganta, la pelirroja le corría sangre por la frente y luego esta se deslizaba por su mejilla. El enemigo no estaba sorprendido ni exaltado, de hecho estaba sonriendo, y después de unos segundos de haber sido amenazado, este se echó a reír.

Mina desconcertada por la reacción de su oponente puso más presión iniciando a cortar la garganta. Pero el oponente solo se rió más fuerte.

Incluso suplicaba por su muerte, Mina aterrada por la reacción del pelinegro dejó de oprimir el kunai contra la garganta del contrincante.

-Lástima- dijo, la sonrisa se le borró del rostro y de alguna forma tiro a Mina para que esta le viera la cara. Sus ojos tenían pequeñas pupilas oscuras, y su rostro transmitía locura, realmente parecía un psicópata.

Mina se levantó rápidamente y un montón de objetos la rodeaban, se movían rápidamente y cuando menos se lo esperaba un objeto la golpeaba, una roca, una rama, una bellota, una piedra más grande, todo tipo de cosas.

La pelirroja cerró los ojos y trató de usar su chakra para sentir las cosas que venían hacía ella, pero, aunque lograba evitar la mitad de ellas, estas aumentaban su tamaño y era imposible esquivarlas ya que al hacerlo era golpeada por otra cosa. Abrió los ojos y vio a su contrincante con una sonrisa psicópata en la cara y un brazo estirado en la que sus dedos se movían como si estuviera controlando pequeños hilos, Mina trato de ver si había hilos de chakra, como hacía Kankuro con sus marionetas, pero no había nada parecido.

Mina cayó al suelo, con heridas en la espalda y en la cabeza, sin olvidar una cortada que tenía en el hombro derecho y se sujetaba con la mano izquierda.

El chico se acercó a ella, la pelirroja estaba aterrada, ese chico no parecía pasar de los dieciocho años, su sed de sangre se notaba en su mirada, sin embargo le sonreía de una forma tan amable y con tanta nostalgia...

-Es tan triste cuando son fáciles de matar... ver la sangre, el dolor, la desesperación que sufre alguien apunto de morir es tan... increíble.

¿Sabes?- inició a decir mientras se levantaba- Yo nunca conocí bien el hecho de estar vivo, mis padres nunca me trataron como un niño normal, mientras otros jugaban en las calles, yo me la pasaba en una estancia oscura, en un tanque de agua conectado a una manguera, siendo inyectado cada hora "vas a ser perfecto Kaito" decía mi madre con una mirada de odio cada vez que me inyectaba un líquido desconocido "serás el humano perfecto Kaito, cuando seas así te queremos" decía mi padre con voz monótona cada vez que me daba una medicina extraña.- dijo mientras le daba vuelta a su arma- ¡Ah! Hubieras visto sus expresiones cuando los mate, era como si por fin estuviera vivo, es como si cada vez que matara pudiera sentir algo, la muerte siempre ha sido mi mejor amiga. Y ahora, te tengo a ti- dio un giro, como si fuera un pequeño niño y volvió a atrapar a Mina contra el suelo. Pero esta vez la pelirroja pudo escapar de Kaito y este se inició a reír para después decir:

-Siempre es tan divertido cuando se divierten-

Mina rodó para esquivar el kunai de su adversario y después generó un raidori, y lo lanzó a su enemigo. Este quedó atrapado de un bloque de hielo, donde no se podía mover, pero de todas maneras Mina seguía siendo atacada por los objetos voladores. ¿Había otra persona?. No. Eso era imposible, Kaito seguía enviando los objetos, pero ¿Como?. Después de que una roca le diera en la cabeza a la pelirroja, los objetos fueron enviados cada vez con menos frecuencia y menos velocidad, hasta que en un momento dejaron de venir.

Cuando Mina se confió, un montón de objetos volaron, pero no hacia ella, sino hacia el gran cubo de hielo que yacía en medio del campo de batalla.

El enemigo era libre.

Mina siguió con su estrategia del raidori, pero esta ya no funcionaba, incluso a veces usaba su jutsu contra ella, los objetos metálicos que atraía, Kaito los aventaba contra ella, con el raidori de madera le lanzaba árboles y de igual forma con el vapor, incluso el polvo, pequeñas partículas eran repelidas por el enemigo. Por lo tanto la pelirroja se rindió con los raidori y recurrió a su otra arma: Las cadenas de diamantina.

Hacía un mes y medio que Mina no las usaba, pero al hacerlo ya no sintió dolor en su espalda, tal vez era por todas las heridas que tenía en ella que ya no podía sentir más dolor o porque ya se había acostumbrado a ese misterioso poder.

Al parecer Kaito no podía controlar las cadenas, podría ser que era por el chakra que emanaba u otra cosa, la verdad Mina no podía pensar en eso. Pero algo era increíble, las hermosas cadenas doradas eran perfectamente controladas por la pelirroja.

Dichas cadenas rodearon la cabeza de Kaito, y después se transmitió una pequeña luz de estas, Kaito yacía inconsciente, con su extraño poder sellado y con cualquier capacidad de procesar información con su cerebro.

Sin embargo la pelea no solo afectó al pelinegro. Mina por las heridas y el cansancio se encontraba al borde de la muerte.

-La proxima vez cumplire la misión sin que nadie salga herido, no perderé a nadie- <No la puedo perder a ella> pensaba Shikamaru en medio de lágrimas, después de perder una conversación con Temari, que su padre lo llamara cobarde y que Shizune llegará con las noticias de que sus amigos iban a estar bien.

Unos paso acelerados llegaron de un pasillo de la izquierda, el contrario a donde Shikaku se encontraba, rápidamente alguien tomó de los hombros a Shikamaru, y cuando Mina subió sus ojos para encontrarse son los de Shikamaru preguntó:

-¿Qué tal todos? ¿Que paso con la misión? ¿Y Sasuke?-

-Todos se van a poner bien- le dijo Shikamaru con una voz tranquilizadora, tratando de ocultar el hecho de que estaba llorando.

-Mina ¿Que haces aqui? Deberías estar descansando tus heridas son...muy... graves- dijo la hokage mientras se daba cuenta que la pelirroja, la cual estaba encadenada a un portasueros, ya estaba completamente recuperada.

-¿Y Sasuke?- volvió a preguntar la pelirroja, sin hacer caso a la doctora.

-Viene en camino junto con Naruto-. Al oír esto, Mina se relajó, toda su energía se fue por los suelos y se quedó dormida a los pies del pelinegro.

-Yo la llevo- dijo Shikamaru y luego procedió a llevarla a su habitación en el hospital, mientras la cargaba en brazos.

Antes de retirarse de la habitación Mina logró decir:

-Gracias...- y volvió a quedarse dormida.

-Que molestia- dijo el pelinegro y se retiró de la habitación.

Todos estaban bien, Naruto venía en camino, y lo más importante Sasuke venía con él.

La Hija de los Muertos (La hermana de Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora