La Hija de los Muertos (La hermana de Naruto)

63 Noche de Chicas Parte 2

<Naruto se fue.

Otra vez...>

Pensaba Mina mientras miraba al techo con la mirada perdida

< Luna... visión... muertos... marca >

Continuaba.

Entonces tocaron la puerta.

Hinata, Sakura, Ino y Tenten estaban en la puerta, y entraron tan pronto como se abrió la puerta.

Por un minuto se hizo el silencio y las chicas abrazaron a su amiga. Pero no duró mucho.

Y de un momento a otro Hinata y Tenten ya habían terminado de preparar snacks y las demás preparaban la mesa.

Mina sintió como si no hubiera pasado nada, todos los pensamientos que la habían atormentado los últimos días habían desaparecido.

Pero luego llegó EL tema.

Mina sabía que era el amor, si no habría perdido mucho tiempo leyendo las novelas de sus amigas, ya no era como cuando era niña, pero aún no lo entendía... por completo.

Sin embargo las cosas fueron diferente a la vez pasada, al momento que sus amigas abrieron la conversación, Mina se puso completamente roja, tan roja que no se distinguía dónde empezaba su pelo y donde terminaba su cara.

Inmediatamente se notó el sonrojo de Mina sus amigas la iniciaron a interrogar, sin embargo para bien o para mal volvieron a tocar la puerta y Mina aprovechó para escapar.

Sin embargo no lo esperaba ver.

Se quedó pasmada ante la puerta y se acomodo un mechón de pelo detrás de la oreja.

-Hola- le dijo Shikamaru

-Hola- contestó sin saber qué decir o el porqué de su llegada.

-¿Tienes el último reporte de Naruto? Parece que olvidó entregarlo-

-Este... sí- dijo dejándolo pasar, el pelinegro saludo a las chicas con la mano mientras esperaba que la pelirroja encontrará el papel.

-Aquí está- le dijo entregándoselo.

-Bien, nos vemos luego, adiós chicas- se despidió y procedió a irse.

Mina cerró la puerta rápidamente y pegó la espalda a esta.

Sin embargo al estar absorta en sus pensamientos, Mina olvidó un pequeñísimo detalle, sus amigas estaban ahí.

Estas saltaron hacia ella pegando gritos de emoción y continuando con preguntas que la pelirroja apenas podía contestar.

Pero ahí se acabó la diversión.