part 4

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Habían pasado dos días. En esos dos días, Lucy había tratado de evitar a Tom a toda costa. Era algo complejo, ya que vivían bajo el mismo techo y sus habitaciones estaban a escasos metros.

Era el cumpleaños de Lucy.

Un estruendo despierta a la rubia casi de golpe, asustándola y haciendo que pegase un pequeño salto en el colchón.

Gwen y Tom sostenían una tarta con dos velas en forma de dos, ya que cumplía veintidós. Los ojos de Lucy fueron a parar en su madre en un primer lugar, pero luego viajaron a Tom por inercia.

Su rostro, su angelical rostro.

Se había afeitado un poco, no demasiado. Dejaba ver aún más sus facciones bajo esta, y solamente le hacía ver aún más atractivo.

Ambos cantaban "feliz cumpleaños" en lo que se balanceaban. Aquella escena sería perfecta si no se hubiese distraído pensando en lo atractivo que era Tom nada más entrar por la puerta.

— ¡Bien! —exclama Gwen al ver a su hija soplar las velas. Lucy sonreía, dando unas ligeras palmadas.

Si había algo que adoraba, era su cumpleaños. Aunque, ahora que cada vez era más mayor y apenas se daba cuenta por lo rápido que pasaba el tiempo, cumplir años tenía un sabor distinto.

Uno más amargo.

Aún así, los disfrutaba con su madre todos los años. Esta vez, Tom se unía a ellas.

— Gracias —dijo Lucy con una sonrisa— Me visto y bajo, ¿vale?

Gwen asiente y se da la vuelta, sosteniendo la tarta entre sus manos en lo que bajaba las escaleras. Tom, quien iba detrás, se detuvo durante unos segundos en la puerta para mirar a la chica antes de continuar su camino,

Sabía que había estado tratando de evitarle.

Se vistió con ropa cómoda que le quedaba algo holgada al ser de años anteriores y estar gastada. Recogió su pelo en una pinza improvisada y bajó las escaleras, encontrándose con su madre a los pies de esta.

— Toma —dice la mujer, dándole un plato con un pequeño trozo de tarta— Esta tarde saldremos de compras, pero antes, tenemos que darte algo.

Tenemos.

— Feliz cumpleaños, mi amor —susurra Gwen antes de darle a su hija una estrecha y larga caja de terciopelo. Lucy frunce el ceño, abriéndola y quedando sorprendida ante lo que había en su interior.

Era un collar con su nombre en cursiva, en color dorado. Era algo simple a ojos ajenos, pero siempre le había encantado algo así, aunque pudiese sonar infantil.

— ¡Mamá! —exclama la chica antes de lanzarse a su madre, abrazándola— ¡Muchas gracias! Sabes el tiempo que llevo queriendo una.

— Tom encontró un sitio donde personalizaban colgantes —explicaba la mujer, sonriente— Es la única en ese estilo.

La mirada de Lucy se posa en Tom, quien sonreía de aquella manera que él sabía. Sentado sobre el reposa brazos del sillón, cruzado de brazos pero con esa mirada pícara.

Lucy podía derretirse en aquel instante.

— Gracias —dijo con una leve sonrisa. Tom asintió, aceptando su agradecimiento.

El resto de la mañana fue tranquila pero llena de momentos, ya que decidieron ver una película. Era un plan que la familia acostumbraba a hacer en los cumpleaños, desde antes de fallecer su padre. Ahora que solo quedaban Lucy y su madre, continuaban haciéndolo solas.

STEPFATHER  (TOM KAULITZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora