vol 2. part 15

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Lucy's point of view.

¿Por dónde íbamos? Ah, sí.

¿Os acordáis cuando dije que me daría tiempo a mi misma para pensar sobre lo que quería con respecto a Tom? Bueno, pues lo retiro. No necesito tiempo.

El tiempo era una excusa barata que usé para tratar de evitar ver la realidad; que le amo.

Le amo y siempre lo hice.

¿Leo y Pierre? Ellos aún no saben nada. Supongo que me da mucho más miedo su reacción que el estar lanzándome a los brazos de Tom a ciegas de nuevo, sabiendo lo que pasó en el pasado y lo que puede pasar.

Pero prefiero confiar, de nuevo.

Llevaba dos días en su apartamento, conviviendo con él y yendo a mi apartamento a por cosas de vez en cuando. No, no nos vamos a vivir juntos, pero no tenía ni cepillo de dientes y lo necesito, ¿no creéis?

Ha sido idílico. Ha cuidado de mí como si fuese una niña. No lo soy y nunca lo fui, pero me está cuidado como si fuese una.

Me despierto a su lado cada mañana sin pensar en nada más que en lo que me produce el que sea él lo primero que veo al despertar. Reímos, sonreímos, nos besamos.., ¿algo mejor?

— ¡Lucy! —exclama una voz desde la cocina. Era por la mañana y Tom se había levantado antes que yo para hacer el desayuno, ya que a mí me daba pereza— ¿Dónde has dejado la nata?

Mis ojos se abrieron de par en par. La nata estaba en la mesita de noche a mi lado.., ¿para que la habíamos usado? Violando un poco nuestra privacidad diré que pensé que era buena idea usarla cuando estábamos a punto de hacerlo la noche anterior. No estoy segura de si lo habéis hecho alguna vez, mezclar comida con el sexo, pero solo diré que tendríamos que haberlo probado antes.

— Aquí —dije entre risas, levantándome y caminando descalza hasta la cocina, donde estaba Tom mirándome con una ceja alzada— Oh vamos, tú disfrutaste incluso más que yo.

Usamos mucha más para él.., entendéis, ¿no?

— Menos mal que no manchamos las sábanas —respondió entre risas, echando un poco en las tortitas que había preparado— No dejaste nada.

Me lo comí todo. La nata, digo.

Lo otro también.

— ¡Qué buena pinta! —exclamo, inclinándome sobre la encimera, frente a los platos— No olvides que estoy contigo por lo bien que cocinas.

Había aprendido a cocinar bastante desde la primera vez y me alegraba, la verdad. Ahora podría cocinarme sin tener yo que ser quien lo haga.., de lo contrario, quemaría el apartamento de principio a fin.

— Será eso —dijo riéndose, negando con la cabeza— Ambos sabemos que eso es lo de menos.

Bueno, será el sexo.

— Y tampoco es por el sexo, señorita —dijo antes de yo poder hacerlo. Elevé una ceja y apreté los labios, me había leído la mente— Será porque me quieres.

Y no le faltaba razón. Podía tratar de mentir, pero sería en vano porque no tengo secretos para él.

— Puede, pero no te emociones —dije, tratando de esconder una sonrisa a la vez que cogía mi plato y lo posicionaba frente a mi— Gracias por el desayuno.

— No me tienes que dar las gracias —carcajeó, rodeando la encimera para sentarse a mi lado a comer— ¡Joder! Me he olvidado de coger el cargador, voy a por él.

Se levantó y me dejó sola. Mi teléfono y el suyo estaban juntos frente a nosotros, pero el suyo se iluminó por una notificación.

Nunca fui de esas que miran los teléfono de sus parejas, ya que ni siquiera soy la pareja de Tom. Aún así, la curiosidad no hacía más que crecer en mi y algo me pedía mirar.

STEPFATHER  (TOM KAULITZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora