STEPFATHER (TOM KAULITZ)

part 5

— ¡Vamos, Lucy! —gritaba Gwen desde la planta de abajo. La rubia rápidamente sale de su habitación vestida y preparada, bajando las escaleras— Estupendo, estás guapísima, mi niña.

Lucy no podía haberse puesto una falda más corta. Tom se dio cuenta rápidamente, escaneando sus piernas detenidamente. La joven pudo verle de reojo, esbozando una tímida sonrisa ladeada.

Los tres se montaron en el coche, Tom conduciendo y la madre de copiloto. Lucy se sentaba detrás, cogiendo el teléfono entre sus manos para poder escribir a Leo.

Lucy:
"Me he puesto la falda vaquera que tanto te gusta y Tom no ha dejado de mirar"

Era tarde en Francia pero aún así, el pelinegro respondió.

Leo:
"Me gusta porque pareces una zorra"

Leo:
"Parece que buscas que te mire, slay"

La rubia dejó salir una carcajada al primer mensaje, sintiendo algo removerse en ella al leer el segundo.

¿Lo estaba buscando? Puede.

Una parte de ella quería evitar seguir fantaseando pero otra, le decía que buscase cualquier excusa para llamar su atención.

Lucy:
"No sé qué estoy haciendo"

Leo:
"Claro que lo sabes, guapa. Estás buscando que te mire porque te encanta su atención, no lo niegues"

Podía no gustarle que Leo llevase razón, pero así era. Algo en la mirada de Tom le resultaba adictivo.

Pero era su padrastro, no podía dejar de pensar en ello tampoco.

Lucy:
"Ojalá estuvieras aquí para verlo"

Leo:
"Ojalá estar para poder verlo a él, está muy bueno en las fotos que me has mandado"

Lucy rueda los ojos ante el mensaje de Leo, mordiendo su labio inferior. Razón no le faltaba al resaltar el atractivo del hombre.

Condujeron durante un rato hasta llegar al centro comercial. La rubia adoraba las compras, como toda chica de veintidós años. Aparcaron en el parking y subieron hasta la primera planta, donde se encontraban algunas tiendas del interés de Lucy.

Un interés con doble intención.

— Quiero entrar aquí —exclama la rubia.

Victoria's Secret. Ropa interior.

Tenía una idea que sonaba realmente descabellada, pero decidió no darle mucha importancia. Nadie sabría por qué, ¿verdad?

Aunque había un detalle con el que no contaba, y es que Tom sabía perfectamente que había cierta atención de Lucy en él por la escena que había presenciado antes. Era incapaz de pensar en otra cosa.

Tragó duro al entrar en aquella tienda, viendo como la chica iba de isla en isla viendo las diferentes prendas.

— Ese color te sienta muy bien —comentó su madre, señalando el sujetador lencero color lila que había cogido Lucy.

Tom de nuevo volvió a escanear a la rubia. Esta sostenía el sujetador contra su pecho, para dejar lugar a la imaginación de su madre. Aunque Tom también pudo imaginarlo.

— Lo sé —afirmaba Lucy, dejando lucir una sonrisa triunfadora.

Miró a Tom en un instante, pudiendo comprobar que este no le quitaba ojos de encima. Lo estaba logrando.

Llegaron a la zona de las bragas y tangas. Tom tragó duro, puesto que no podía dejar de imaginar a la joven en aquellas prendas.

Estaba mal, no podía pensar en eso.