part 21

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La noche había sido extremadamente larga para ambos, ya que ni habían hablado ni habían podido dormir. Le daban vueltas a la situación, sobre todo Lucy. Su corazón dolía y echaba de menos el tacto de Tom sobre su piel.

Llegaron las diez de la mañana. De repente, la puerta principal de la casa se escucha abrirse, acompañado de una voz aguda.

— ¡Tom! ¡Lucy! —exclama Gwen, acarreando su maleta tras ella— ¡Ya estoy en casa!

Pudo oír a su madre desde su habitación. La actuación debía comenzar, ya que no podía dejar que su madre supiese todo lo que sucedía. Puso su mejor sonrisa y abrió la puerta, bajando las escaleras hasta llegar a donde estaba su madre, quien la abrazó de inmediato.

— ¡Mi niña! —exclama, carcajeando en el abrazo— Cuánto te he echado de menos.

— Y yo, mamá —respondió fingiendo el mismo entusiasmo, dejando que esta le acariciase su larga melena.

— ¿Y Tom? —preguntó al separarse del abrazo, mirando a todos lados— ¿Sigue en la cama?

Lucy no respondió, porque no hizo falta. Tom se asoma por la parte superior de la escalera con una sonrisa. Su torso al descubierto y esos pantalones que la rubia recordaba en el suelo de la habitación le dejaron sin aliento, mirando en otra dirección.

— ¡Mi amor! —exclama Gwen, abrazando por el cuello a su marido y plantando un beso sonoro en sus labios.

Lucy traga saliva, cruzando sus brazos por encima de su pecho. Le revolvía el estómago esa escena.

Podía sentir la mirada de Tom en ella, aunque no quería mirarle para comprobarlo. Suspiró y miró la pantalla de su teléfono. Tenía una llamada perdida de Leo.

En lo que Tom y su madre hablaban, Lucy se apartó para llamar a su mejor amigo, quien no tardó en responder.

— ¡Lucy! Ya pensaba que no me ibas a llamar —exclama Leo desde el otro lado de la línea— ¿Cómo estás?

Este sabía que algo no andaba bien por los pocos mensajes que habían intercambiado durante la noche. Lucy suspiró y se alejó lo suficiente para poder hablar tranquilamente sin que nadie la oyese, especialmente su madre.

— Mal —admitió— Ha llegado mi madre y.., todo esto ha sido un gran error.

— ¿Por qué? Es lo que querías —comenta Leo en tono de confusión.

— Porque ahora.., ahora no puedo sacármelo de la cabeza y verle con mi madre me duele, Leo —susurra, sintiendo el dolor en su garganta.

Se hizo un silencio. Aunque Lucy podía oír el suspiro del pelinegro al otro lado.

— ¿Sabes qué? Que si quiere seguir con tu madre y tú siendo su pequeño secreto, busca a otro chico y restriégaselo por las narices —exclama Leo. Lucy frunce el ceño de inmediato, pensativa.

No era muy ético, pero viendo el historial, acostarse con su padrastro no lo era mucho y utilizar a un chico para fastidiarle y ponerle celoso lo era menos, pero ya no importaba.

No solamente no volvería a acostarse con Tom, sino que tendría que verla con otro chico que no era él.

— Tienes razón —exclama Lucy tras el silencio— Y tengo al candidato perfecto.

— Cariño, con esas piernas no te van a faltar hombres —carcajea Leo— Enséñale lo que se está perdiendo.

La sonrisa macabra de Lucy apareció en su rostro. Cuelga la llamada y vuelve hacia Tom y su madre, quienes estaban abrazados en lo que sonreían.

STEPFATHER  (TOM KAULITZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora