— ¡Lucy! —gritaba una voz femenina. La rubia acababa de bajar del coche y estaba un poco desubicada, aunque rápidamente divisó al matrimonio acercándose a ella rápidamente— ¡Qué ganas tenía de verte!
— ¡Matilda! —exclamaba la chica, dejándose abrazar por la mujer.
Gwen y Tom sonreían ante la escena. La madre sabia lo mucho que adoraban a su hija y el cariño que le daban siempre que se veían, que desgraciadamente eran pocas veces al año debido a que vivían en otro estado.
— Parece mentira que ya tengas veintiún años, ¡y casi veintidós! A veces recuerdo cuando tenías diez y te vestías con la ropa de tu madre y te ponías sus zapatos —bromeaba la castaña, haciendo reír a su madre.
— Ahora tiene los suyos —comentaba Gwen con orgullo— Id dentro, la mesa está reservada a mi nombre.
Matilda, Jeremy, Lucy y Tom caminaban al interior del restaurante, con Gwen agarrada al brazo de su marido. El camarero rápidamente les guió a la mesa y se sentaron. Desgraciadamente para la rubia, le tocó junto a Tom.
Tan solo tenerle cerca le aceleraba las pulsaciones.
Tom tenía sus manos sobre la mesa, a ambos lados del plato. Lucy se fijó en las venas que resaltaban en su piel, al igual que el tatuaje de un timón de barco en la mano derecha.
Los pequeños detalles como aquel en hombres era algo que podía volverla loca, y Tom no iba a ser la excepción.
Debía parar, no estaba bien.
— ¿Qué queréis beber? —preguntaba Jeremy, recolocándose sus gafas. Lucy le miró con una sonrisa.
— Champán —respondió con seguridad. Los adultos en la mesa vitorearon su decisión, ya que era legal beber alcohol en Estados Unidos ya con veintiuno.
— Nunca pensé que fuese a escucharla decir algo así —comentaba Matilda con una gran sonrisa, casi con nostalgia.
Tom la miraba casi de reojo, sonriendo de lado. Lucy podía notarlo. Siempre podía notar el peso de su mirada en su cuerpo. La rubia relamió sus labios y respiró profundo, tratando de relajarse.
Sin embargo, su mayor error fue devolverle el gesto a Tom al mirarle de reojo, viendo como este jugaba con su piercing en la esquina del labio. Lo movía con la lengua, de lado a lado.
Aquello le hizo pensar en tantas cosas que no se dio cuenta de cuando el camarero le estaba hablando.
— Aquí —respondió la rubia volviendo en sí, recibiendo la copa de champán que había pedido.
Todos bebían y celebraban el cumpleaños de Tom y el de Lucy combinados, ya que el matrimonio invitado no estaría para la fecha original del cumpleaños de Lucy.
— Cuéntanos, Tom. ¿Cómo os conocisteis? —preguntó Jeremy, sacando tema de conversación. La pareja había conocido al castaño ese mismo día, así que era normal que preguntasen.
— Viaje a Los Angeles por trabajo, realmente. Me ocupo del marketing en una empresa alemana, que está expandiéndose por el mundo —comenzó a explicar. Lucy le miraba con atención.
Era tan atractivo verle hablar.
— Y un día, saliendo de mi hotel, me topé con esta mujer —explicaba, dejando ver una tierna sonrisa al hablar de Gwen— Y esa misma tarde, quedamos. Traté de retrasar mi vuelo de vuelta a Alemania todo lo que pude para que pudiéramos seguir viéndonos, pero a los días tuve que volver.
Lucy comenzó a sentirse mal. Todo lo que pensaba sobre Tom y había podido vivir con él en el poco tiempo que llevaban conviviendo juntos estaba mal. No podía hacerle algo así a su madre.
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STEPFATHER (TOM KAULITZ)
FanfictionSu padrastro y siete años mayor que ella, ese es Tom Kaulitz, el nuevo marido de su madre. Aunque eso no será mucho impedimento para la joven de veintidós años, Lucy Smith.