STEPFATHER (TOM KAULITZ)

part 24

Al vuelo le quedaba la mitad. Sobrevolaban el atlántico lentamente, cosa que se podía ver a través de la pequeña ventana junto a la que estaba sentada Lucy. Tom había caído dormido, aprovechando la chica para fijarse en sus facciones como solía hacer antes. Sus labios entreabiertos parecían más suaves que nunca y estaban hinchados a causa de estar dormido. Sus ojos descansaban cerrados sin moverse un ápice, haciéndole parecer en calma. Parecía un ángel. De repente, el cuerpo del castaño comienza a caer sobre el de Lucy, estrellándose contra su hombro.

La expresión de Lucy es de sorpresa y rápidamente se alarma, pero no lo aparta. Queda en tensión durante unos minutos sin saber qué hacer, pero finalmente se relaja junto al cuerpo de Tom y cierra los ojos, apoyando su cabeza en la de Tom. En un rápido movimiento, siente sus fuertes brazos abrazar su cuerpo para posicionarse más cómodamente. Lucy abre los ojos para ver la escena, siendo imposible no esbozar una tímida sonrisa.

Que le dijera que le odiaba no significa que lo haga de verdad. De hecho, todo lo contrario, le quería. Ese vuelo fue la oportunidad menos apropiada para darse cuenta de que estaba enamorada de la persona que tenía al lado en las próximas horas. Su corazón dio un vuelco cuando todo cobró sentido, cuando todo tuvo su explicación. Sentía tanto dolor por amor, por amor que sentía por Tom. De todas formas, le entristecía haberse enamorado de él. Mucha gente adora estar enamorada y dice que es un sentimiento increíble, pero cuando lo haces de la persona menos adecuada, todo cambia. No dejaba de pensar en poder estar de nuevo en aquella semana donde no les importaba nada, donde hacían lo que querían.

De nuevo, esa semana solo sería un recuerdo.

Sus cabezas recostadas la una en la otra, en lo que ambos mantenían los ojos cerrados.

"Señores pasajeros, abróchense los cinturones. Vamos a atravesar una zona de turbulencias y es recomendable que permanezcan en sus asientos"

La voz del piloto despierta a Tom, quien rápidamente se sorprende al estar echado sobre un cuerpo. No es hasta que es capaz de oler el aroma del perfume que tanto adora y que solo pertenecía a una persona que se calma, alejándose lentamente. Ambos se reincorporan en sus asientos, girando sus cabezas para mirarse. Tom le miraba con una expresión neutra, aunque había pequeños toques de tristeza que Lucy podía ver. Mientras que, la joven se mostraba algo más dura, intentando que sus emociones no fuesen fáciles de leer para Tom.

— Tienes.. —susurra Tom, fijándose en la comisura de sus labios— Un poco, aquí.

La chica trata de quitarse el exceso de salsa de tomate, ya que en el vuelo les habían proporcionado algo de comida debido a las largas horas hasta Alemania. Es en vano, no daba con la mancha. Tom alza lentamente su dedo y lo acerca a su rostro, esta examinando cada movimiento, algo tensa. El pulgar del castaño roza su piel, sus labios. Lucy cierra los ojos de forma inconsciente. Los ojos de Tom viajan a sus labios, relamiendo los suyos ante el deseo de besar los de la chica.

No había nada que se desease más que lo prohibido, lo imposible.

— Gracias —susurró Lucy al sentir su dedo abandonar su piel. Tom asiente, sin decir nada— Tom.

Este se gira de nuevo para mirarla, elevando ambas cejas.

— ¿Por qué discutíais tú y mi madre hace un par de días? —inquirió. Este pestañea rápidamente, llevando sus ojos a diferentes puntos del avión en busca de una respuesta. Finalmente suspira, dándose por vencido.

— No tiene importancia.

— La tiene porque estamos sentados juntos y mi madre está a cuatro filas —espeta Lucy, con tono obvio— ¿Qué ha pasado?