—Lucy, ¿quién quiere un helado estando a menos cinco grados?—carcajeaba Tom, sosteniendo mi mano con la suya en lo que paseábamos por París a solas—¿No prefieres un chocolate caliente?
—No—dije firme, mirándole con el ceño fruncido—Me apetece mucho uno, tengo antojo.
—¿Antojo? Ni que estuvieses embarazada—bromeó. Reí ligeramente, negando con la cabeza.
Aunque.., llevaba días con una idea en la cabeza que me asustaba decir en alto.
Supongo que a la mayoría de mujeres nos llega el momento de querer hijos. No todas, claro. Sin embargo, yo siempre quise.
Hay muchas personas que se niegan por situaciones traumáticas con sus padres, ya que no quieren que sus hijos pasen por la misma situación. En mi caso, esa era la razón por la cual quería tener hijos. Hacerlo bien, darles amor y quererles toda la vida, ser una familia.
Darle a mi hijo todo el amor que mi madre dejó de querer darme.
No puedo quejarme demasiado sobre mi vida familiar. Dejando atrás la situación con mi madre.., todo había sido normal, estable. Aún así, habría muchas cosas que haría distintas o no haría directamente.
Retomando la idea, siempre quise ser madre y últimamente lo he pensado demasiado. Quizá el tema de la boda también influía, ya que de alguna manera estábamos consolidando más la relación entre Tom y yo.
—¿Todo bien? Te has quedado muy callada de repente—dijo Tom, sacándome de mis pensamientos. Alcé la mirada y sonreí por inercia, negando con la cabeza.
—Todo bien—dije. Y era cierto, solo que tenía esa idea dando vueltas por mi cabeza y no era una conversación que tener a la ligera y ni siquiera sabía si quería tenerla aún.
Ni siquiera llevábamos meses juntos de manera oficial y para mí era algo pronto.., ¿no? Aunque bueno, estábamos comprometidos, así que el concepto de "pronto" lo habíamos dejado bastante atrás a estas alturas.
A lo lejos divisé una heladería, por lo que sonreí ampliamente y tiré del brazo de Tom para ir más rápido, lo que le hizo reír.
—¡Lucy, la heladería no se va a ir a ningún sitio, no tenemos por qué correr!—decía entre carcajadas.
—Pero es que tengo mucha hambre—dije en un tono de lamento, haciendo pucheros.
Llegamos a la heladería y la cantidad de sabores que había hizo que prácticamente babease sobre la vitrina. Tom, que era el que mejor dominaba el francés de los dos fue el que se encargó de pedir dos helados.
—¿No que hacía mucho frío para un helado?—pregunté una vez que salimos, viendo como no tardó ni un segundo en comenzar a probar el suyo.
—Me ha dado envidia—dijo con simpleza, comenzando a andar junto a mí por la ciudad, sin rumbo fijo.
El sol brillaba y había dejado de soplar tan fuerte el viento, por lo que un paseo era muy buena idea y lo estaba disfrutando al máximo.
Hablábamos de temas sin sentido una y otra vez, saltando de un tema a otro a cada minuto. De vez en cuando me quedaba callada y me limitaba a escucharle hablar con ilusión, con ese brillo en los ojos que tanto amaba ver.
Realmente Tom era el amor de mi vida y cada vez estaba más segura. ¿Qué hubiera pasado si jamás nos hubiéramos encontrado en el centro comercial?
Creo en el destino y en que es una fuerza mayor a cualquier otra cosa. Todo tiene una razón y seguimos el camino que estamos destinados a seguir, por eso creo que simplemente, Tom y yo estábamos hechos para estar juntos más allá de las complicaciones que pudiéramos tener en el pasado.
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STEPFATHER (TOM KAULITZ)
FanficSu padrastro y siete años mayor que ella, ese es Tom Kaulitz, el nuevo marido de su madre. Aunque eso no será mucho impedimento para la joven de veintidós años, Lucy Smith.