STEPFATHER (TOM KAULITZ)

vol 2. part 30

(aviso: capitulo largo)

6 years after.

—Tío Bill viene de camino—comenté con una sonrisa de oreja a oreja, viendo como a Emma se le formaba una igual en su rostro.

—¿Y tío Leo?—preguntó con entusiasmo. Asentí—¡Bien!

Comenzó a corretear por el salón, levantando las manos y dejando su larga melena rubia ir de lado a lado con descontrol. Adoraba cuando ambos venían a cuidar de ellos. Sobre todo cuando traían a Alessandra, la pequeña que habían adoptado hacía tres años.

—¿Volveréis pronto?—preguntó Ava, mi otra hija. Me agaché hasta estar a su altura y le regalé una sonrisa reconfortante, asintiendo con la cabeza.

Teníamos un viaje importante —más bien Tom y por motivos de empresa— y nuestro vuelo salía mañana, de madrugada. De ahí la visita de Bill y Leo.

Emma era la mayor —por un año y dos meses— y a pesar de ambas tener seis años —a punto de cumplir siete—, era muy espabilada. Había aprendido rápido que a veces mamá y papá debían ausentarse por unos días pero que siempre volverían a ella. Sin embargo, Ava lo pasaba algo peor. Odiaba verla con esos ojos cristalizados mientras agarra el pequeño peluche que la acompaña desde los tres años. Odiaba separarme de ella y que pensara, aunque fuese por una milésima de segundo, que la estábamos abandonando.

Son dos caras de la misma moneda. Idénticas. Aunque no podían tener unas personalidades más distintas. Era algo que Tom y yo amábamos de ellas.

—Tres noches y cuatro días—le dije, para que pudiera llevar la cuenta mejor—En menos de un pestañeo estaremos de vuelta.

A pesar de los años, dejarlas en casa e irnos de viaje aunque fuese unos días no se hacía más fácil. Mucho menos cuando crecían a la velocidad de la luz y sentía que nos lo estábamos perdiendo.

—Además, Emma no se separará de ti—añadí, señalando a su hermana que ahora se había sentado en el sofá a seguir viendo uno de sus programas preferidos—Estaréis siempre juntas.

Siempre había querido una hermana —o hermano— para mí. Quizá era algo egoísta por mi parte ya que un hijo no siempre es fácil de mantener y dos, ya sería más duro aún. Sin embargo, el problema económico nunca existió en casa —y estoy muy agradecida— y siempre pensé que mi madre me daría esa compañía para toda la vida.

Pensándolo mejor.., agradezco ahora que no lo hiciera. Menos personas para pasar por lo que pasamos hace tiempo, cuando Tom y yo apenas estábamos empezando de nuevo en Berlín.

Nunca me llegué a tomar la pastilla después de aquella sesión de sexo con Tom tras el parto de Emma. Lo pensamos más allá de esa pequeña charla justo después de hacerlo y nos lanzamos.

La mejor decisión de mi vida.

—¡Papi!—gritó entonces Emma, levantándose del sofá rápidamente y corriendo hacia la puerta principal.

Hablando del rey de Roma..

—¡Princesa!—gritó Tom, cogiéndola en brazos y haciéndola volar. Sonreí en lo que volvía a ponerme de pie, agarrando la pequeña mano de Ava—¿Y mi otra princesa..? Me falta una, ¿no?