part 8

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Dos días desde el partido. Dos días en los que Lucy no sabía qué hacer para llamar la atención de Tom. Este parecía rechazarla cada vez, manteniendo que eran familia y aquello estaba mal.

Se encontraba en su habitación, dándole vueltas a la cabeza como acostumbraba. Eran cerca de las siete de la tarde cuando por fin recibió un mensaje de Leo, quien trataba de ayudarla y aconsejarla.

Aconsejarla a que siguiera en su plan macabro de seducir a su padrastro. No era el mejor consejo a nivel ético, pero la aconsejaba de todas formas.

Leo:
"Mi amor, no te compliques. Los hombres no necesitan nada elaborado. Utiliza esas armas de "femme fatale" que tienes y tanto te ha servido con los chicos. Tom no va a ser diferente"

Leo:
"Por cierto, tengo una semana libre antes de empezar y voy a ir a verte a Los Angeles, echo de menos verte la cara. Mi vuelo sale mañana, avisa a Gwen por mi"

Leo volvía. Su sonrisa se hizo presente en el instante. No es que se sintiese sola, pero el chico solía estar día tras día a su lado, y de repente, no estaba nunca.

Lucy:
"Así podrás conocer a Tom"

Leo:
"Créeme, lo he pensado mucho. Boy is hot!"

Carcajea ante el último mensaje. No le faltaba razón, Tom era uno de los hombres más atractivos que había conocido nunca.

Decidió salir de su habitación y avisar a su madre, ya que asumió que el chico se quedaría en su casa en vez de en un triste y solitario hotel.

Baja las escaleras para encontrarse una escena que ojalá no haber presenciado. Tom y su madre, compartiendo un beso pasional. Esta abrazaba su cuello, acercándose aún más a él. El castaño acariciaba sus piernas por encima de la tela de los pantalones, haciéndoles reír en mitad del beso.

Lucy se cruza de brazos, elevando una ceja y chasqueando la lengua. No podía evitarlo, quería estar en su lugar.

Carraspea su garganta, dando leves toques en el suelo con su pie y esbozando una sonrisa falsa en el momento en el que ambos detectan la presencia de la rubia.

— Cariño, perdona —ríe su madre con nerviosismo, alejándose de Tom— No sabíamos que estabas ahí.

Tom la miraba, inexpresivo. La mirada de Lucy estaba inundada en celos y solo él parecía darse cuenta, aunque no diría nada.

— Solo quería avisar de que Leo vendrá mañana a pasar una semana, ¿no te importa, no? —preguntaba la chica con un puchero. Gwen sonríe y niega.

— Claro que no, ¿a que no, Tom? —este niega, levantando ambas manos en el aire, dejando ver que no pensaba oponerse— En esta casa adoramos a Leo.

Lucy sonríe, acercándose y abrazando a su madre, quien estaba de espaldas a Tom. Las miradas de Lucy y el castaño se cruzan en ese momento. Había muchas cosas que esta quería decirle y no podía, pero Tom con tan solo mirarla a los ojos, las sabía todas.

Debido al secreto que ambos guardaban, era fácil deducir lo que esta quería decir con cada mirada.

— Por cierto, tengo que salir a comprar ciertas cosas, para que tengamos comida para todos —anuncia Gwen, separándose de Lucy y girándose para poder mirarles a ambos— ¿Me acompañas?

Se dirigía a Lucy. Esta mira durante una fracción de segundo a Tom y niega.

— Me voy a quedar —dice. Su madre asiente, asumiendo que deberá ir sola.

— Pues le harás compañía a Tom —comenta Gwen con una sonrisa cálida. Lucy vuelve a mirar a Tom, esta vez con cierto fuego en sus ojos.

Se quedarían solos de nuevo.

STEPFATHER  (TOM KAULITZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora