part 28

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— ¡Ya estamos aquí! —exclama Gwen una vez que abre la puerta de la gran casa y pasa al interior— Estoy agotada, ¿vosotros no?

—Lucy asiente, rodando los ojos— Un estúpido niño no ha dejado de patear mi asiento en todo el viaje. He estado a punto de mandarle a la mierda.

Tom no pudo evitar reír, por lo que sus miradas conectaron. Llevaban todo el viaje echando de menos la sensación de mirarse a los ojos y sonreír. Un vuelo de catorce horas con turbulencias y sin posibilidad de ningún tipo de contacto, ¿no se os haría aburrido? Los ojos de Tom hablaban por sí solos, haciendo que Lucy se quedase atrapada en ellos y en lo que expresaban.

— Tendrías que haberle dicho algo a esos padres —exclama Gwen en respuesta, cruzándose de brazos frente a ella— Hay que educar a los hijos.

— Gwen, un crío de tres años no te hará caso, está jugando —intervino Tom, metiendo las manos en sus bolsillos delanteros del pantalón y encogiéndose de hombros.

Parecía un comentario sin importancia, pero solo significó el comienzo de una nueva disputa.

— Tom, ¿acaso tienes hijos para saber lo que hay que hacer? —dijo la mujer con maldad, mirándole con una mirada cargada de rabia.

— ¡Mamá! —exclama Lucy, interponiéndose entre su madre y Tom— No ha estado bien eso.

Tom no tenía hijos biológicos y gracias a la edad que ya tenía su madre, no iban a poder tener de forma tradicional. Bien podían adoptar, bien podía conformarse el castaño con Lucy.

Aunque Lucy, no era su hija y ni siquiera la veía como tal.

— Necesito descansar —susurra, caminando escaleras arriba lentamente en lo que abrazaba su cuerpo. Una vez que la mujer había desaparecido y se habían quedado solos, Lucy y Tom se miran.

— No te preocupes —se adelantó a decir el mayor— Llevamos discutiendo desde que llegué a la habitación anoche.

— ¿Por qué? —susurró la rubia acercándose a él y abrazándole por la cintura para apoyar su cabeza en su pecho.

Disfrutando de los latidos de su corazón.

— Porque está claro que el matrimonio se está yendo a la mierda —responde en un suspiro, chasqueando la lengua— Esto tiene que terminar.

Tom se separa de ella, caminando hacia las maletas y llevándolas escaleras arriba. Al ser varias, fueron varios viajes desde la parte de abajo hasta la de arriba de las escaleras. Lucy se sentía agotada, así que dejó que Tom lo hiciera aunque le supiera mal. Ella normalmente siempre ayudaba en todo, pero esta tarde necesitaba descansar también.

Una vez que todas las maletas están en sus respectivas habitaciones, Tom y Lucy estaban frente a la habitación de la rubia, con sus manos entrelazadas.

— Ven a dormir conmigo —dijo Lucy en un tono suplicante, haciendo un puchero con sus labios.

Aquello a lo que Tom apenas podía resistirse.

— No puedo, Lucy —se negó en un primer lugar Tom, negando con su cabeza y manteniendo el contacto visual con ella— ¿Y si tu madre nos descubre? Además.., sabes en lo que podría acabar si estamos en la misma cama.

Lucy mordió su labio inferior y esbozó una tímida sonrisa. Aquello era cierto, ¿tenían control sobre sus cuerpos cuando estaban juntos? En absoluto.

— ¿Lo ves? —carcajeaba Tom, agarrando su cintura con mimo y ternura— Ve a descansar, lo necesitas.

— No quiero ir sin ti.. —susurra ella, haciendo de nuevo un puchero— Duermo mejor contigo.

STEPFATHER  (TOM KAULITZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora