STEPFATHER (TOM KAULITZ)

vol 2. part 24

Abrí los ojos con total facilidad, teniendo que parpadear un par de veces para terminar de acostumbrarme la radiante luz que entraba por la ventana a mi izquierda.

Mi mirada comenzó a pasearse por toda la habitación, una blanca con un par de cuadros con paisajes —muy feos, por cierto— y a mi lado, un gran monitor que sonaba cada segundo, al ritmo de los latidos de mi corazón.

Estaba en el hospital, eso era lo único de lo que estaba segura. Sin embargo, no terminaba de comprender porqué. Fruncí el ceño, tratando de moverme pero la vía clavada en mi brazo me limitaba. Bajé la mirada y ahí es cuando le vi.

Tom.

Agarraba mi mano mientras que apoyaba su brazo y su cabeza en la cama, a mi lado. Parecía estar dormido por la forma en la que su espalda subía y bajaba levemente a medida que respiraba. Moví la mano, devolviéndole las caricias y por ende, despertándole.

—¿Mhm?—gruño, aclarando la garganta e incorporándose, poniendo la espalda recta. Rápidamente se dio cuenta de mis caricias, girándose para mirarme en un movimiento errático—¿Lucy..?

Sonreí débilmente. En un insignificante segundo, sus brazos me abrazaban como podían, sin dañarme. Era fuerte pero débil, demostrando las veces que seguramente había querido hacer eso. Sobé su espalda como podía, soltando una risa por lo bajo.

—No me lo puedo creer—sollozó contra mi cuello—Has despertado.

Había despertado pero.., ¿cuánto había estado dormida y por qué?

—No puede ser—añadió con la voz rota—Sabía que lo harías, lo sabía.

Empezaba a encontrarme muy confusa y aturdida, pero no le diría nada. Sabía lo mucho que este abrazo significaba para él y también para mí, ya que por alguna razón, sabía que algo había pasado y él, en lugar de abandonarme, estaba aquí.

Como prometió.

—Mi niña, mi Lucy—dijo en un susurro al separarse, pegando su nariz a la mía y acunando mi rostro en sus manos—Estás bien.

—Tom..—dije finalmente, sintiendo la voz apagada y rasposa. Aclaré mi garganta y agarré su mano de nuevo, férreamente—¿Qué ha pasado..?

—Tom, he traído café de avellana para mi y uno solo para ti, ya que..—la mirada de Leo viajó de Tom a mi, quedándose petrificado en el lugar en lo que aún sostenía ambos cafés—¡Lucy!

Los dejó en una bandeja a los pies de mi cama y corrió a mi, abrazándome tal y como Tom había hecho. Le devolví el gesto, sin dudarlo. ¿Qué había pasado..? Todos parecían estar aquí pero yo era la única que no sabía decir por qué.

—Ya era hora, joder—su voz se rompía a medida que hablaba, aún en mis brazos—Me tenías asustado, maldita zorra.

Leo no había perdido su esencia y la sentí tan familiar, tan cercana. En toda esta incertidumbre, lo agradecía. Sonreí débilmente, asintiendo una vez que nos habíamos separado.

—¿Qué ha pasado?—volví a preguntar. Miraba a Tom, luego a Leo. Ellos se miraban entre sí, preguntándose quién de los dos sería el que me dijese algo al respecto. La espera me mataba, al igual que la curiosidad. Sin embargo, antes de que nadie pudiese decir algo, Bill entró en la habitación.

—¡Lucy!—exclamó al verme, ensanchando la sonrisa y acercándose a mi con rapidez, dándome un rápido abrazo y un pequeño beso en la sien—¡Por fin, chica!

—Espera.., ¿por fin?—fruncí el ceño de nuevo, mirando fijamente una de las paredes de la habitación—¿Cuánto llevo aquí, Tom?

—relamió sus labios y chasqueó la lengua, sentándose a mi lado en la cama y sosteniendo mi mano, dando leves caricias. Su rostro inexpresivo, neutral—Dos meses, Lucy.