vol 2. part 23

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3rd person point of view.

—Lucy, aguanta por favor mi vida—sollozaba Tom en lo que subía al coche a la rubia, quien ahora estaba inconsciente—Por favor—abrochó su cinturón, manchando sus manos de sangre.

No había apenas nadie en la calle. De hecho, la poca gente que podía haber, ya estaba siendo testigo de la situación y rodeaban a Tom con preguntas y miedo.

Nadie había visto nada. Nadie había podido ayudarla.

Encendió el motor y condujo rápidamente hasta el hospital, saltándose semáforos en rojo e ignorando los límites de velocidad. Las lágrimas a veces le nublaban la vista y el pánico que le generaba la idea de perder a Lucy mantenían su corazón a un ritmo inhumano.

—¡Un médico, por favor!—gritaba Tom con Lucy en brazos. La gente miraba con sorpresa, miedo y pena, mucha pena. No tardaron en socorrer a Lucy y tenderla en una camilla, llevándola lejos de Tom—¡Déjenme ir con ella!

—¿Señor?¡Señor!—una mujer se interpuso en el camino del castaño, presionando su pecho con la palma de la mano—No puede entrar ahí.

—Pero, mi..—estaba nervioso, mucho. Apoyó sus manos en sus rodillas, tratando de normalizar sus pulsaciones—Mi.., joder, la han apuñalado.

Oírlo de sus propias palabras era mucho peor que saberlo y no decirlo en voz alta. El recuerdo de hace media hora escasa se repetía en su mente como un disco rayado.

An hour ago.

La florista se había entretenido de más al escoger las flores que Tom había encargado para un ramo. No había ocasión específica pero sabía que había sido un día duro para Lucy.

Aquella persona que parecía vigilar su relación les asustaba a ambos, pero Tom no quería dejarlo ver para poder ser quien haga entrar en razón a Lucy. Pensaba llevarle un ramo de flores a la salida del trabajo, solo porque le encantaban las flores.

Llegaba tarde y lo sabía, pero esperaba que no le importase un pequeño retraso de quince minutos. Sin embargo, cuando Tom logró aparcar en la calle, no pudo ver a Lucy esperarle donde siempre. Frunció el ceño y cruzó, dispuesto a subir las escaleras.

Fue cuando al mirar a su derecho, un cuerpo tumbado en el suelo le sorprendió. Su bello se erizó, sintiendo como de alguna manera u otra, esa persona no podía ser una cualquiera. Se acercó corriendo y a medida que más se acercaba, más claro lo tenía.

Era Lucy.

El miedo se apoderó de él de inmediato. Se arrodilló, impactado y paralizado. Era evidente la herida en la zona alta de la pelvis, en el utero. Las lágrimas no tardaron en salir pero finalmente, pudo reaccionar. Lucy parpadeaba muy lentamente y a pesar de que le miraba a los ojos, dudaba que le pudiera reconocer.

—¡Lucy!—exclamó, queriendo que reaccionase. Esta parecía ida, a punto de cerrar los ojos y caer inconsciente.

Tom miró en todas direcciones y no había nadie, era una calle que normalmente era transitada por mucha gente pero hoy, parecía ser que no era así.

—¡Lucy, mi vida!—la zarandeó, manteniéndola despierta y consciente. No había tiempo para llamar a una ambulancia, así que decidió que lo mejor era llevarla él mismo—¡Lucy, no te duermas!

La gente empezó a asomarse a los balcones, viendo la escena. La calle se llenaba de gente y la mayoría seguía a Tom, quien había cogido a su chica en brazos y la llevaba al coche.

STEPFATHER  (TOM KAULITZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora