Capítulo 76

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Me mantuve quieto para tener la paz, pero me he dado cuenta de que siempre estuve en guerra y Star es mi paz.

—Ross —repite nuevamente y abro mis ojos.

Estaba acostado en el suelo, tenía una camilla, pero por alguna razón veía el suelo más cómodo.

La escucho llorar y todos mis sentidos se ponen alerta.

—¿Por qué lloras estrellita mía? Si sabes que por cada lágrima que derrames, yo derramaré sangre.

Me levanto con debilidad, pero lo hago con decisión, si aún me ama, no quiero que sufra viéndome en ese estado.

Mi vista se aclara y ella brilla como toda una estrella, estoy contento, pero a la vez roto, ya que se encuentra con su vestido de novia.

—¿Hoy era la boda? —agacho mi rostro sintiendo dolor en mi pecho.

—Si… —responde con tristeza.

—Te ves hermosa con ese vestido Star, pero no quería verte así —le confieso.

—Ross… —me súplica.

—¿Por qué estás llorando? Deberías estar feliz, te casaste, a menos que hayas huido y temes por mi cabeza.

—Me casé Ross, pero no significa que deba celebrarlo.

Mi idiotez está presente y no puedo olvidar que le dará un hijo a mi mejor amigo, eso es lo que me está cegando.

—Solo un favor Star, vete, no quiero verte con ese vestido, siento como si lo presumieras.

—Ross —demanda.

—¿A que has venido? —dije con dolor haciendo que la asustara.

—Algo le sucedió a mi padre en la fiesta Ross, se desmayó y no sabemos si despertara, te vine a buscar porque el trato ya se ha cumplido y el consejo te quiere cerca en cuanto mi padre no de señal de vida, necesitan nombrarte, ya que él dejó todo a tu nombre, sabiendo que este día podría llegar pronto.

Yo no digo nada, pero se acerca un guardia a abrirme la puerta, cuando salgo, camino sosteniéndome de lo que pueda, pero mis piernas tiemblan y caigo, siento que Star me ayuda y por más que quería que no me tocará, lo permití.

Mi corazón mandaba y decía que no debía tratarla así, ella no tuvo la culpa Ross, así que debes controlar tu ira, estás débil.

—En cuanto subas, una enfermera te inyectará suero —me explica Star.

Poco a poco iba a recuperar mis habilidades de lobo, el trato ya se había cumplido, así que no creo que lo rompa.

Star me sienta en la sala, quería que subiera hasta la habitación de su padre, pero mis piernas no tenían fuerzas. Una enfermera bajo, quién estoy seguro de que estaba atendiendo al señor Cronin.

—¿Cómo está mi padre? —le pregunta Star a la enfermera, mientras me inyecta.

—Se encuentra estable, pero no ha despertado.

—¿Sabe que fue lo que pasó? —pregunté.

—El veneno demoníaco atacó partes más fuertes a su cuerpo.

—Pero si él estaba bien —dice Star en llanto.

—Los hechizos no son para siempre —lamenta la enfermera.

Termina de colocarme el suero y vuelve a subir, mi suero se encontraba guindado en una perchero o algo así.

Veo a Star y la huelo intranquila, extrañaba mis habilidades de lobo, pero no tanto como la extrañaba a ella.

¡Eres mía, mi pequeña mate!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora