Capítulo 95

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—Esta… —tartamudea.

—Esta vivo, así que hazte a un lado.

—¿Cómo sé que no quieres terminar de matarlo? —pregunta desconfiado.

—De ser así, hubiera acabado con él en el campo de batalla.

—¡Rocky, apresúrate! —me grita Star desde el auto que había acercado.

—Como Ross sigue vivo y tu deber es mantenerlo vivo, entonces lo mejor es que vengas con nosotros, claro, para que te asegures de que no se lo daré a mi manada.

¿Mal momento para un chiste? Solo quería que no me odiara, ya era suficiente con el odio que sentía por mi mismo.

Calim se rinde y se acerca al auto para abrirme la puerta.

—Que conste lo hago porque tienes a mí alfa en tus brazos.

—Es bueno saber que mi mejor amigo está rodeado de personas leales.

—Somos lobos, tenemos que…

Entonces siempre fui un monstruo, antes de subirme al auto con Ross, una voz me detiene.

—Rocky, baja a Ross ahora mismo —ordena mi padre.

—¿O si no que? —Me volteo a verlo desafiante.

—O considérate muerto. —amenaza.

—Claro que ya estoy muerto, ¿acaso sigues sin entender lo que me has hecho? Ser un monstruo no es vida.

—Rocky, estás rompiendo las reglas.

—Ross está inconsciente, y de la pelea solo puede salir uno de pie, ¿cierto? No hay algo que diga que no pueda llevarme a Ross, soy el ganador, al menos dame el premio de hacer lo que quiera con el cuerpo.

Él me analiza y esto no es nada bueno.

—Si Ross vive, se romperá el pacto. —me sonríe, le encantaba cabrearme.

Dejo a Ross en el auto y me acerco a mi padre.

—¿Qué pacto?

Rocoso mira detrás de mí y sonríe.

—Si te quedas a hablar, no salvarás a tu amigo.

Siento un goteo en mi nariz y al limpiar, era sangre.

—Aunque dudo que logres salvarlo.

—¿Qué hiciste?

—Te dije que haría lo que sea para recuperar a tu madre.

—¡Rocky, está perdiendo mucha sangre, vámonos! —me grita Star y yo retrocedo.

Los hombres de mi padre se acercan a mi, pero él alza su mano.

—Déjenlo en paz.

Algo había tramado, pero Ross estaba de primero en la lista de preocupaciones. Me voy al auto y me subo de copiloto, Calim ya estaba en los asientos traseros con la cabeza de Ross en sus piernas. Star arranca y nos vamos.

—¿Estás bien? —me pregunta ella.

—Si —no quería preocuparla.

—¿Qué te dijo?

—No estoy seguro, pero con él nunca se sabe, algunas veces es cierto y otras veces es solo para jugar con nosotros.

—Ok.

Mientras Star iba manejando, mi mente estaba ocupada, descifrando a mi padre.

Mierda, Rocky, concéntrate, Ross está mal, joder, no cargo mi celular, lo dejé en el castillo por la pelea, así puedo llamar a Penny, pero tal vez sea mejor así, no quiero molestarla más.

¡Eres mía, mi pequeña mate!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora