¡Eres mía, mi pequeña mate!

Capítulo 28

-Oye, papá, ¿cómo rompo un embrujo? -hablaba por teléfono mientras guardaba las herramientas en el taller.

-¿Por qué? ¿Te han embrujado? -se asusta.

Supongo que ya le ha pasado y debe saber que es lo más horrible que a uno le puede pasar, podría causarnos la muerte en algunos casos.

-No, es para la escuela, nos estaban dando una clase en tal caso de que el enemigo tenga un brujo como aliado.

Por supuesto que le mentiría, no quería preocuparlo, él está arriesgando su vida para cumplirle a Mack.

-Ok, primero debes descubrir qué tipo de embrujo es... -lo interrumpí.

-¿Y si no tienes ideas? O sea, es obvio que el enemigo no te va a avisar.

-No me dejaste terminar hijo, uno se da cuenta del tipo de embrujo, dependiendo del dolor que este cause.

-Entiendo, entre más fuerte es el embrujo es difícil de romper.

-No hijo, al contrario, esto se hizo con el fin de confundir, cualquiera puede burlarse del dolor mínimo, cuando realmente es ese el que te puede causar la muerte, también por el hecho que con este no sientes la necesidad de luchar contra él porque lo consideras un dolor resistible, es un juego mental.

Esto suena bastante interesante.

-Así que no te dejes engañar por el nivel bajo de dolor, no te confíes de él, debes luchar contra él.

-¿Cómo hago eso? Para defender mi proyecto claro.

-Debes ir en contra del embrujo, si este te pide que no toques algo, debes hacerlo para romperlo, solo así lo lograrás o el método más fácil, pedirle a la madre loba.

-La segunda sería fácil, pero un largo viaje y a su vez sería trampa -bromee.

-Si claro, espero que eso te haya ayudado. -Presiento una sonrisa.

-Muchísimas gracias papá, te quiero.

-Yo también te quiero hijo, hablamos luego. -Corto la llamada.

No sé qué hora era en donde se encuentra, pero siempre contesta cuando está de viaje, tal vez no hablamos mucho cuando estamos aquí, pero al menos nos preocupamos por el otro.

Salgo del taller y entro a la casa para beber un poco de agua. Un olor bastante delicioso impregna mis pulmones, escucho unos tacones por las escaleras, me asomo para ver qué era Star, ni modo que sería Rocky, pero nunca se sabe, a él le gusta hacernos reír.

Ella estaba... wouh, como siempre hermosa, sus perfectas piernas, sus caderas, su cintura, su pecho, cuello, su rostro y su cabello, estaba deslumbrante.

¿Saben que es lo más loco? Qué no se la razón porque me gusta, y creo que eso es bueno, no debe haber alguna razón, ¿cierto? O sino sería cochino interés.

Pero si sé para qué me gusta, para hacernos feliz, para adorarla y amarla, para respetarla y cuidarla.

-¿Ya terminaste de ver? -Me ve arqueando una ceja.

Me sentí algo tímido, y un ardor en mi mejillas, por lo que supongo que estoy como un tomate, al menos combina con mis pecas y cabello.

-Me atrapaste... -Me rasco la nuca con timidez-. Estás preciosa. -La admiro.

-Gracias. -responde fría.

-¿A dónde vas? -indague y le ofrecí la mano como todo un caballero para que bajara los últimos escalones.

A pesar de su frialdad hacia a mi, me acepta el gesto.

-Saldré con Super.

¿Otra vez? Todas las noches sale con él, ¿no sé aburre? Claro, yo no me aburriría de Star, de hecho, que esté cerca me da razones de quedarme y no escapar ahora de su padre.