Capítulo 24

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Que idiota, y aún así me encanta, estoy loca.

-Ya quisieras -ruedo mis ojos-. ¿Cuánto cobran las damas de compañía? -le cambio el tema.

-No lo sé, nunca he tenido la necesidad de pagar una.

Claro, porque es perseguido por muchas.

-Sin embargo, suelo ser muy selectivo y exclusivo... -Se pone pensativo-. ¿Qué dices Rocky? ¿Qué precio le pondrías?

-¿Están jugando conmigo, no es cierto? -Rocky no podía creérselo.

Es que el pobre no ha captado nuestro juego de rivalidad. Ross solo habla y menos acción, dice que soy suya, pero no veo ni una marca en mi cuerpo que diga Ross.

Eso me enoja, porque sabe que sería difícil de que me guste otra persona que no sea él, pero por otro lado tampoco puede estar conmigo.

-Pues si no se piensa cambiar, estoy de acuerdo con eso al menos -respondió Ross encogiéndose de hombros.

Tocan la puerta y me emociono.

-¡Super, ya está aquí! -dije.

-¿Llevas tus pastillas? -me pregunta Ross.

-Creo que se me acabaron -le hago una mueca.

-Ok... Rocky atiende al invitado y Star ven conmigo -ordena Ross levantándose de su silla.

-¿Harás que se cambie? -pregunta Rocky.

-No, así se ve divina, recibirá buena propina. -responde Ross.

Rocky se dirige a la puerta, mientras que Ross subió a las habitaciones y yo lo seguí.

-¿Acaso hiciste una apuesta con Rocky sobre regañarme? -deduje-. Oh claro y quieres hacerlo aquí sin que él se entere.

-No digas bobadas, ¿por qué apostaría eso? -se burla.

-Para saber tus límites.

Entramos a la habitación de su padre.

-Si ese fuera el caso, no te pedí que me siguieras para regañarte, lo haría al frente de Rocky sin problemas, sin embargo, tu misma dijiste que no soy quien para mandar en tu vida, ¿cierto? -Me recuerda y se voltea para mirarme.

-Cierto... -me acobarde.

Tenía que decirle que eso no es lo que quería.

-¿Entonces a qué vinimos? -pregunte.

-Mi padre también tiene alergias y creo que tiene algunas por aquí. -Nuevamente se da la vuelta y busca las pastillas en el cajón de la mesita de noche junto a la cama.

-No tienes que hacerlo Ross, si tú padre regresa y las pastillas no están, yo no... -me interrumpe.

-Tranquila, en cuanto llegue, las suplantaré y te compraré unas también.

-Yo me las compro mañana.


-Eso espero Star, pero ten estás son para tu cita. -Me las entrega con una sonrisa y yo quedo atónita.

-Te ves tan confiada.

-¿Y no es eso lo que querías? -Se me acerca con lentitud.

-Me asusta un poco.

-¿Por qué? -me ve confundido y yo retrocedo.

-Porque tu no eres así.

-Querías que fuera así.

-¿Y es que acaso te estás vengando? -Mi espalda choca contra la pared y él me acorrala.

Rostro lo acerca al mío hasta sentir su cálida respiración en mis labios.

-Vamos, estrellita, tu príncipe te está esperando y aunque es bueno hacerse la difícil, no lo hagas demasiado o creerá que no quieres nada serio con él. -susurra a un centímetro de mis labios.

-Creí que pensabas que tú me gustas -le sonreí desafiante.

-Y de eso no tengo dudas nena, pero algo me dice que es importante para que Súper mantenga atención hacia ti.

-¿Por qué lo dices? -Finjo no entenderlo.

-Para hacerme cabrear y no cumpliré en tus peticiones estrellita. -Lo aparto con fuerza.

-¿Acaso crees que te estoy poniendo a prueba? -me enojo con él.

-Tal vez. -Se encoge de hombros, seguro de sí mismo, algunas veces lo envidio.

-¿Y a prueba de que, según tu?

-No cumplir es demostración de debilidad, porque se supone que es un reto para ti mismo contra ti mismo.

Me doy una cachetada mentalmente, este idiota sabe que me gusta, pero no entiende el porque hago esto. Su sed de ser tan competitivo y egocéntrico lo hace pensar que lo estoy poniendo a prueba para que compita consigo mismo a ver si pierde o gana entre su fuerza o debilidad.

-No sabes cuánto me estoy esforzando, ya que con ese vestido te ves muy ardiente, si no fuera porque saldrás con ese chico, ya estarías conmigo debajo de las sábanas.

-Pues es una lastima que eso no se podrá, ya que estoy comprometida con la salida, será en otro momento. -Cambio mi humor a seducción, tiene que caer.

Que no te controle la ira Star, lo hace para molestarte.

-Tal vez no haya más momentos como este.

Claro, porque es tan orgulloso como yo y digamos que ahorita estamos en un momento débil.

¿Orgullosos por qué? Pues de quién le gusta a quien primero, o mejor dicho, el que lo admita primero pierde o eso es lo que estoy entendiendo.

Yo no quiero admitirlo por más que él lo sepa, sería la nena tonta que siempre estuvo enamorada de él y no, no seré esa niña de nuevo, es su turno de declararse, él no lo deja muy claro, pero supongo que no lo hará porque está acostumbrado a que lo sigan las chicas, ¿Y por qué eso cambiaría conmigo?

Mierda, está pasando lo que dije que podría pasar, que en este intento de hacer que Ross se acerque más a mi en voluntad propia para no sentir que lo estoy obligando a estar conmigo, hace que me pierda un poco de lo que soy, necesito hablar con Meg para que me suba la autoestima con sus consejos de que puedo hacerlo porque ya lo tengo para mí.

Parece poco creíble, pero solo ella logra de que me lo crea. Ross se ve tan orgulloso como yo, siento que pone de excusa a mi padre del porque no puede estar conmigo, algo me dice que va más allá que solo mi padre.

Es como si me deseara, pero no puede verme más allá como la hija del jefe, algo prohibido.

Y ahora me está provocando a que deje mal a Super, buena jugada Ross, quiere que yo misma deje a Super, ya que él no hará nada al respecto.

-Es una pena. -respondí-. Ya que tú me pones cachonda siempre

¡Eres mía, mi pequeña mate!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora