Chapter 6

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Ameera

La despedida

y antes de que pueda responder algo me obligo a salir, con una sonrisa, que no me puede borrar nadie, me disculpo con Effie y como ella dijo, apenas tuve tiempo para desayunar un poco de fruta. Al volver a mi cuarto no puedo evitar reír. Effie me ve como si estuviera loca. Pero rápidamente empezamos.

Ocupamos las tres horas en su totalidad, por suerte, se andar en tacos, ya que he llevado botas con taco antes, pero los tacos son mucho más altos de lo que esperaba y el vestido que me pone es largo, aunque no tengo problema con ello, ya que en el desfile era igual y logré montar a caballo, me explica cómo debo andar, el uso de las manos, la postura, el contacto visual, los gestos de las manos y en si, todo lo que implica lenguaje no verbal. También, Effie me obliga a ensayar cien frases banales que empiezan con una sonrisa, se dicen sonriendo o terminan con una sonrisa.

— Bueno linda, estás lista, recuerda tienes que conseguir gustarle al público.

— Tranquila Effie, sé lo que hago

Marcus y Haymitch están de buen humor, así que imagino que la sesión fue exitosa. Haymitch me lleva al salón, me pide que me siente en el sofá y me mira con el ceño fruncido durante un rato.

— ¿Ya me vas a decir qué tramas?

— Estoy tratando de ver que le falta a tu personaje. Eres encantadora, altiva, carismática. Luces como una princesa y peleas como una amazona. Brillas como una estrella, Eyva te hizo inolvidable y obtuviste la máxima puntuación. La gente siente curiosidad, pero nadie sabe cómo eres. La impresión que causes está noche decidirá lo que puedo conseguir con los patrocinadores. Aunque para ser honesta no creo que tengamos problema, tu tienes tu papel bien construido.

--- Ahora vamos a practicar.
Finge que soy tu público, encandílame.

--okey! –

Haymitch adopta el papel del entrevistador y yo respondo a sus preguntas de forma adorable, carismática, le pongo algo de narcisismo al papel. Hablo de la ropa de Eyva, de lo simpática que es la gente, de cómo me asombra esta ciudad, y muchas más mentiras. Trato de no pensar en lo injusto que son los Juegos del Hambre.

Por suerte son las 12 y eso significa la hora de la comida, gracias, porque tengo mucha hambre y eso de saltarse comidas no es tan bueno, en especial, cuando dentro de poco no sabré si tendré comida.

12 y 50 llega mi equipo de preparación, y trabaja conmigo hasta bien entrada la tarde, convirtiendo mi piel en satén reluciente, trazando dibujos en mis brazos, pintando mis uñas. Después, Cloe empieza a trabajarme el pelo; trenza varios mechones dorados en un recogido. Con el maquillaje resaltan mi facciones: mis ojos azules, labios rojos carnosos, pestañas que despiden rayitos de luz cuando parpadeo. Por último, me cubren todo el cuerpo de un polvo dorado que me hace relucir más.

Entonces entra Eyva con lo que, supongo, será mi vestido, pero no lo veo, porque está cubierto.

--Cierra los ojos --me ordena.

Es suave y pesado. Me agarro a la mano de Octavia y me pongo los zapatos a ciegas, por suerte no son más altos de los que Effie utilizó para las prácticas. Ajustan un par de cosas y toquetean el traje; todos guardan silencio.

--¿Puedo abrir los ojos? --pregunto.

--Sí --responde Eyva--, ábrelos.

La criatura que tengo frente a mí, en el espejo de cuerpo entero, ha llegado de otro mundo, un mundo en el que la piel brilla, los ojos deslumbran y, al parecer, hacen la ropa con piedras preciosas, el vestido es de cuello alto, descubierto un hombro, y el otro cubierto con una hombreras hecha de lo que parece ser oro, desde la cintura hasta la cadera, donde tiene una abertura, un total de 5 pequeños cortes que exponen un poco de piel y dan la apariencia de garras sujetando y formando mi cintura, recubiertos igual por lo que parece ser oro. El vestido tiene cola, del mismo material que el vestido, la espalda descubierta, pero toda la parte de atrás está cubierta con lo que parecer ser fragmentos de oro

Panems QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora