chapter 9

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Ameera:

La entrevista

El aerodeslizador aparece, unos minutos después de acabar mi canción, para llevarse el cuerpo de Camille y a mi, pero no quiero separarme de ella... no soy capaz de soltarla. Tienen que llegar agentes de la paz con los que peleó, hasta que siento que me inyectan algo y empiezo a perder fuerza, mi cuerpo se siente pesado y lucho por no cerrar los ojos.

Cuando despierto me da miedo moverme. Todo el techo brilla con una suave luz amarilla, lo que me permite ver que estoy en una habitación en la que sólo está mi cama; ni puertas, ni ventanas a la vista. El aire huele a algo fuerte y antiséptico. Del brazo derecho me salen varios tubos que se meten en la pared que tengo detrás. Estoy en bata. Saco con precaución la mano derecha de la colcha: no sólo está limpia, sino que han arreglado las uñas en óvalos perfectos 

Me tocó la mejilla, los labios, tocó mis brazos y mi abdomen y no hay ni rastro de cicatrices, la ira me invade y recuerdo las palabras de Haymitch y mi madre

"Los juegos no acaban aún cuando ganas"

Me están quitando lo único que me quedaba, mi autonomía, poder decidir sobre mi, sobre mi cuerpo. Intento sentarme, pero algún tipo de correa de sujeción me rodea  la cintura y sólo me deja levantarme unos centímetros. La restricción física hace que me entre el pánico, y me pongo a tirar y a retorcer las caderas para librarme de la correa; entonces se desliza una parte de la pared, como si fuese una puerta, y por ella entra la chica avox  pelirroja con una bandeja. 

Quiero hacerle un millón de preguntas, aunque me da miedo que un exceso de confianza le cause problemas, porque está claro que me vigilan de cerca. Deja la bandeja sobre mis muslos y aprieta algo que me coloca en posición sentada.  Sale de ahí y yo tiro la bandeja, no tengo hambre, no quiero nada más que a mi amiga, los recuerdos me invaden y solo puedo pensar en como les fallé... recuerdo a Camille la primera vez que se acercó a mí, cuando probé mariscos por primera vez, nosotras entrenando, haciendo angeles en la nieve, cantando, jugando a lanzarnos bolas de nieve, cuidandonos, pero todo se ve opacado por su muerte, porque es mi culpa. Las lágrimas corran y me siento tan débil, solo quiero a mis amigos... y no solo pienso en Camille. Por qué tenía que ser tan noble? Por qué tenía que salvarme? Por qué a mí? 

 el ruido hace que alguien más entre 

— Finnick...

— hey pequeña Guerrera...

— Finnick... yo... Por qué?

— Estarás bien... 

— No, no.... Yo sé que no es así... y tú tambien lo sabes...  Estaba tan enojada con Camille... por ser tan valiente, tan noble... Cuando en realidad me siento tan culpable...
Quiero culpar a alguien... hubiera sido mejor si la decisión no quedaba entre las dos... si un profesional hubiera acabado con una de nosotras... hubiera sido más fácil. Pero la realidad es... que Camille murió porque me quería. Todos los que amo van a morir? o van a estar en peligro de muerte siempre?
No quiero vivir así... Lo odio Finnick... y duele tanto... que no se si pueda seguir...

— Puedes y lo harás

— Todo cambió... y no solo para mí, recuerdo la forma en que me mirabas antes... Ahora.. Ni siquiera puedes verme a los ojos... 

— No es por ti Ameera... tengo miedo 

— Miedo de que?? 

— Es mejor si no lo sabes — me sentía frustrada, enojada y con impotencia... quería que las cosas no fueran así, quisiera que ella hubiera sobrevivido en mi lugar... 

— Camille merecía más. Murió por mi culpa, nunca podré perdonarme a mí misma.

— No fue tu culpa, Camille  tomó su decisión... 

Panems QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora