Chapter 27

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Despertar en la pesadilla

Ameera:

— Buen día princesita — estoy en shock cuando me brinda su sonrisa más coqueta.

— Finnick — logro pronunciar en un susurro y siento que me voy a desmayar, si no fuera porque Alexander me tiene del brazo. Nick se acerca con toda la calma del mundo y hace sus característico saludo. Pero yo no entiendo nada, qué rayos pasa por la cabeza del presidente Snow? Primero me amenaza y ahora envía a Finnick? Acaso es una clase de tortura psicológica? No pienso con claridad cuando lo tomo del brazo y lo llevo a un lado

— No te alegra verme princesita? — y besa mi mejilla con delicadeza — Y yo pensé que estarías feliz. Me estás rompiendo el corazón — añade con fingida tristeza, mientras observa mi expresión atónita.

— Yo... — intento articular, pero estoy demasiado sorprendida para formular una respuesta coherente.

— El presidente Snow estaba buscando personas para cuidarte...así que me asignó cómo tu guardaespaldas, junto a D, que es un agente de la paz — señaló a un chico pelirrojo, atrás mío, que por el shock nunca vi — Pienso cuidarte con mi vida de ser necesario princesita — sus palabras me hacen sonreír y lo abrazo con fuerza

así que me asignó cómo tu guardaespaldas, junto a D, que es un agente de la paz — señaló a un chico pelirrojo, atrás mío, que por el shock nunca vi — Pienso cuidarte con mi vida de ser necesario princesita — sus palabras me hacen sonreír y lo abra...

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— Claro que me alegra verte, ricitos de oro

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— Claro que me alegra verte, ricitos de oro

— Ameera, tenemos clase — nos interrumpe Alexander, brindándole una mirada de odio a Finnick y este sonríe con arrogancia, apegándome a él. Nick me salva

— ¿En qué rayos está pensando tu papá??

— No sé, pero es bueno tenerlo aquí no?

La tensión entre Alexander y Finnick era palpable desde el momento en que nos reunimos en el aula para comenzar las clases. Alexander, con su expresión tensa y mandíbula apretada, no podía apartar la mirada de Finnick, cuya presencia despreocupada parecía irritarlo aún más.

— Vas a entrar conmigo?? - pregunté esperanzada

— No, te veremos a la hora del almuerzo — asentí un poco desilusionada y beso mi frente — Estaré aquí cuando salgas y te acompañaré a tus extracurriculares

Panems QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora