Chapter 25

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Destellos de Amistad

Omnisciente:

El capitolio vibraba de energía y emoción, que emitían sus ciudadanos, una marea de colores brillantes, y sonidos que llenaba el aire mientras las luces parpadeaban en un frenesí de anticipación.

Con la llegada de Ameera al distrito se dio inicio a la cosecha, sentenciando el destino de otros veinticuatro jóvenes. Cada año debería ser más fácil, pero el peso de todos los que han muerto es demasiado para ella, entendió porqué Haymitch se emborracha cada vez, las pesadillas son muy fuertes y está extremadamente cansada, si el alcohol no tuviera tantas calorías lo acompañaría. Pero necesita estar sobria para utilizar toda su energía en fingir estar bien. Pero mientras el capitolio contenía el aliento emocionado por lo que venía. Los pensamientos de Finnick estaban totalmente centrados en una sola persona: Ameera. No la había visto en un largo tiempo, y aunque los rumores sobre ella le llegaban siempre, nunca lo prepararon para lo que vería, la recordaba con un brillo especial que cautivaba la atención de todos, pero no quedaba nada, el vestuario de Eyva le ayudaban para resaltar, pero parecía como si el sol se hubiera apagado a pesar de su gran sonrisa, estaba muy delgada y parecía frágil, un nudo se formó en su estómago, el corazón se apretó de preocupación. Su piel parecía más pálida, sus ojos más hundidos, aunque el maquillaje que tenía lo disimulaba. Así que ni bien llegó al capitolio pidió una cita con la única persona que podía ayudarlo, aunque tuviera que venderle su alma.

— Presidente Snow

— Joven Odair, no esperaba verlo

— Finnick — murmuró Ameera con suavidad, por la prisa no se había dado cuenta de la presencia de de la hermosa mujer y de su mejor amigo

— Finnick — Nick se acercó a abrazarlo, pero él no pudo apartar sus ojos de la chica

— Nick que bueno verte — luego se acercó a Ameera y la abrazó con fuerza — ¿Estás bien? — preguntó. Ameera asintió, pero la mentira estaba escrita en cada línea de su rostro. "Estoy bien", dijo, pero su voz tembló ligeramente, traicionando su verdadero estado emocional, antes ella mencionaba que no era convincente mintiendo porque no quería, pero por alguna extraña razón no podía mentirle. Finnick quería creerla, quería aferrarse a la ilusión de que todo estaba bien, pero no podía ignorar la verdad que veía frente a él. Ameera no estaba bien, y él no podía quedarse de brazos cruzados mientras ella luchaba en silencio.

— Te extrañé — le susurró el ojiverde, ella estaba por decir algo, cuando un falso sonido de tos los separó, ella tomó más distancia de la requerida posicionándose entre Nick y Alexander

Los ojos de Finnick se estrecharon ligeramente mientras observaba a Alexander, una chispa de ¿Rencor? encendiendo en su interior, ¿Qué tenía él que él no tuviera? ¿Por qué Ameera pasaba su tiempo con él? ¿Acaso confiaba más en ese capitolino que en él?? La incomodidad se palpaba en el aire

— Odair no sabía que tuvieras cita para ver al presidente

— Resulta que no necesito cita, Dovecote y menos de lo que quiero hablar.

— Será mejor que los dejemos solos, te veré en la noche papá

— Adios Nick. Ameera, aunque eres mentora y debes quedarte con tus tributos, eres bienvenida a quedarte en la mansión cuando gustes y debemos discutir un par de cosas antes del inicio del nuevo curso

— Claro, gracias Presidente

— Adiós Presidente Snow

— Adiós Alexander, espero verte pronto.

— Necesito hablar sobre el estado de Ameera, estoy realmente preocupado por ella — sentenció Finnick

Ameera:

Panems QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora