Chapter 40 2/2

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Susurros del crepúsculo 

Ameera:

El día del baile de máscaras finalmente llegó, y la mansión Snow estaba bañada en un resplandor dorado. Las luces parpadeaban con suavidad, reflejándose en los intrincados candelabros que colgaban del techo, mientras la alfombra roja se desplegaba ante los invitados que llegaban, uno tras otro, vestidos con sus mejores galas.

Estaba frente al gran espejo de mi habitación, admirando el vestido blanco inspirado en María Antonieta que Eyva había diseñado especialmente para mi. El corpiño ajustado se ceñía a mi cintura, y la falda de tul flotaba como una nube mientras me movía. La abertura en la falda, que dejaba ver mi pierna, le daba un toque atrevido a la elegancia clásica del atuendo. Mi cabello, peinado en un elaborado recogido con flores, cintas doradas y con la máscara en la mano, una obra de arte en sí misma.

Zack, Eyva, Alexander y Nick estaban ya en el gran salón cuando bajé por la escalera principal, atrayendo la atención de todos los presentes

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Zack, Eyva, Alexander y Nick estaban ya en el gran salón cuando bajé por la escalera principal, atrayendo la atención de todos los presentes. Zack me encontró primero. Él, vestido con un traje negro de terciopelo y una máscara roja, me saludó con un gesto cómplice.

— ¡Ameera, estás espectacular! — exclamó Zack con una sonrisa que se podía sentir, aunque estaba parcialmente oculta por la máscara, acompañada de una reverencia exagerada como si  fuera la reina del evento. — Eyva, te has superado con este diseño.

Eyva, vestida con un vestido azul de lentejuelas que reflejaba la luz de los candelabros y una máscara entre azul y blanca, sonrió con modestia.

— Sabía que Ameera podía lucir este estilo a la perfección — dijo Eyva, con orgullo en su voz. — Quería algo que capturara su esencia: fuerte, elegante y con un toque de rebeldía.

— Y lo lograste — habló Nick con un esmoquin blanco. Su máscara, adornada con plumas y piedras preciosas, era una obra de arte por sí misma.

— ¿Alguno lo dudó? Eyva es la más talentosa de todos nosotros — intervino Alexander, que llevaba un elegante esmoquin negro y una máscara que hacía juego con la de Eyva.

Nick se me acercó y me ofreció su brazo. — ¿Nos permites el honor de una foto, señorita Adar?

— Será un honor, joven Snow, futuro presidente de Panem — comenté con una sonrió, posamos juntos mientras los fotógrafos capturaban el momento. Era evidente que, aunque ocultos tras máscaras, la cercanía entre nosotros era inquebrantable. Mientras posabamos, Zack no pudo evitar bromear.

— Es una pena que Finnick no esté aquí para verte, Ameera. Creo que se desmayaría de lo increíble que luces. Aunque si quieres... yo puedo ser su reemplazo

— Zack... — dijo Nick, con una risa.

Me reí junto a ellos, mientras negaba divertida.

— Hablando de Finnick... — dijo Alexander con un guiño — Apuesto a que está aquí, en algún lugar, buscando a nuestra querida Ameera.

Panems QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora